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Una rosa ensangrentada

Alexis

La oscuridad para muchos era atemorizante como para otros era la calma.

Existen tipos de oscuridad aunque no lo notamos, esta esa que te protege  cuando estas en peligro y esa que puede causarte el mismo  peligro. Desde pequeña y por una rara razón me sentía segura en los lugares oscuros, podría patalear y llorar como un niño, uno normal pero sonreía y me sentaba sin titubear. ¿Era extraña? Sin dudas lo que era no podía catalogarme como algo más simple que eso.

Fije mi vista en la ventana frente a mí, que descansaba totalmente empapada por la lluvia, me relaje volviendo a ese fragmento de sueño que tenía repetidamente las últimas noches… nunca terminaba igual.

Era una especie de teatro y yo estaba ahí.

No sabía que veía desde el palco principal pero podía escuchar los gritos que venían del escenario.

—Tienes tiempo sin practicar—sentí unas manos en mi acariciando perezosamente mi cintura antes de chocar contra un duro cuerpo —Lex me estas matando hace rato —su voz afectada me causo risas, fuertes risas.

—Me tienes muy distraída últimamente D —me di la vuelta regalándole una de mis mejores sonrisas—No puedes enojarte gruñón—bese su mejilla repetidas veces—Él está aquí así que es mejor que te controles 

Despertaba siempre cuando nuestros labios se encontraban y esos ojos grises plomo me atormentaban el resto del día. Me levante de la cama cerrando la cortina para ir a cambiarme, apenas eran las 8 am pero estaba aburrida y sola en casa.

Recogí mi cabello rubio en  una coleta para luego hidrate mis labios antes de bajar la cocina. Desayune tranquilamente esperando que mi alarma sonara, me mire al pequeño espejo antes de salir en busca del auto.

Tarareo una canción mientras manejo por las desiertas calles de Londres, estacione frente al edificio y salude al entrenador mientras caminábamos a guardar las cosas en el armario.

—Tu hermano vuelve pronto? —hice una pequeña mueca con mis labios para evitar rodar los ojos, como cada vez que me preguntaban por mi familia. —¿O está aquí acaso?

—Leo esta de caza en un crucero—revise mi teléfono ignorando sus mensajes  yendo directo a los de mi amiga. —Según vuelve en unos días

—Ese pequeño idiota

—Lo mismo digo yo desde que nací —le sonreí dando a entender que no quería hablar y solo venía a entrenar.

Me dio una serie de ordenes sobre lo que haríamos y me monitorio de cerca mientras trabajaba en las máquinas y fuera de ellas hasta que mi cuerpo dolía.

—10 minutos y terminamos —dijo cuando llegue a la caminadora.

Seguí su orden y me tome lo que quedaba de la botella de agua de dos grandes sorbos antes de recoger mis cosas y entrar otra vez al automóvil.

No me quite los audífonos ni por un momento para que los vecinos no me hablaran mientras caminaba los últimos metros hacia la casa, abrí la puerta y me quite los zapatos y medias moviendo mis pies antes de tirar las llaves en la pequeña mesa y seguir a la cocina a preparar mi café. Tome el cepillo y desenrede mi cabello mientras se hacia mi deliciosa bebida, me cepille hasta que me sentí decente.

—Maldición —gemí en frustración cuando el cuadro se cayó en la sala.

Camine a grande zancadas y lo acomode antes de bajar el portarretrato que tanto me molestaba. Escuche el timbre y con mi peor humor abrí la puerta.

No había una manera más clara para decirles que no quería a nadie molestándome ni lamentándose por mí. Estaba harta de decir que todo estaba bien y sonreírles a todos.

— ¿Qué? —dije levantando la cabeza para mirar a un chico que aparentaba mi edad.

—Hola—repetí lo que dije antes mirándolo con total aburrimiento — ¿Esta Leo?

—No, le diré que viniste —iba a cerrar la puerta en su cara pero atravesó su pie.

—Ni siquiera sabes cómo me llamo

— ¿Cómo te llamas? ¿Feliz? —su mirara azulada recorrió mi cara sudada y bajo por mi cuerpo antes de sacar un pequeño collar del tamaño de una moneda para que lo viera.

—Dimus, linda  —fue lo único que dijo antes de que lo jalara adentro y cerrara la puerta ante los ojos curiosos.

Primer capitulo señores..

Conozcan a dos de nuestros protagonistas