capítulo 9: algo más que amigos

La habladuría no se hizo esperar una vez todos regresaron a la Ee y notaron la ausencia de cierto estudiante que en su combate tuvo un cambio más que extraño. Todos los alumnos, sin excepción de edades o grados cursados hasta ese entonces, preguntaban en multitud muy curiosos a sus maestros qué había pasado con Sebástian Mendez, sin obtener ninguna respuesta por parte de los mismos que se encontraban igual de extrañados que ellos.

Entre la bulla, apareció Lenard Mentoss, y la atención del alumnado junto con las preguntas se dirigieron hacia él.

—¿Y el de fuego al que le crecieron alas?

Lenard, algo apurado y caminando en dirección a los profesores, dijo que no podía responder esa pregunta por ahora, desanimando a los estudiantes.

El peliblanco reunió a todos los profesores en un salón apartado en la academia y se encerraron para dar sus puntos de vista.

—Bien… —comenzó Lenard.

—Espere un momento, director —interrumpió Azariel, quien se levantó de su silla, se puso frente a la puerta tomando el pomo y con su otra mano levantando una ola que, al ser abierta la puerta, mojó y empujó a todos los estudiantes que estaban con las orejas pegadas a la misma para escuchar— Ahora sí, no hay muros en la costa.

—Bien, como sabrán, algo ocurrió en el torneo.

—El joven Mendez —indicó Brandon con algo de preocupación.

—Exacto. Durante el recreo antes de la final, llamé a gente especializada en investigación de este tipo para decirnos qué ocurrió.

—Mendez, basándome en su desempeño en mi clase el año pasado y el bimestre de este —comentó Jade—, es más bien normalito incluso con su cambio físico, no comprendo cómo alguien que no destaca tanto tuvo un cambio físico tan brutal en cuestión de un remolino de fuego, ¿Vieron cómo se hizo más fuerte, veloz e incluso más resistente que, sin temor a equivocarme, el resto de sus compañeros con muchísima diferencia?

—¡Ni que lo digas! —apoyó Nathan— también su elemento cambió, sus llamas eran más grandes y mucho más abrasadoras. La señorita Ellingsen tuvo un daño enorme con tan solo un estallido de fuego, siendo que normalmente Mendez no pasa de dañar de forma "aceptable" a otros con su fuego normal.

—Siento que, sea lo que sea que pasó, puede resultar en un gran descubrimiento para los elementales.

—O un gran misterio sin resolución —dijo Azariel con la ya conocida cara que cargaba— si el director Lenard, que siguió muy de cerca las investigaciones sobre el potencial elemental desde los inicios de Enemeia al lado de los científicos más conocidos en su época, no sabe qué fué eso, ¿Qué nos espera justo ahora?

—Siento que estás siendo muy pesimista, Azariel —comentó Hannah.

—Solo tengo en cuenta todas las opciones que puedan ser posibles.

—¡No nos desviemos! —dijo Lenard de pronto— los estudiantes tienen curiosidad de saber qué pasó, y no sé en cuánto tiempo va a volver el joven Mendez a la escuela, por lo tanto, lo mejor por ahora es simplemente decirles lo ocurrido con los científicos y su ausencia hasta nuevo aviso, ya otra cosa no podemos declarar porque principalmente no sabemos más.

Todos asintieron, y dieron por terminada la pequeña charla.

En uno de los pasillos, Wyatt, Luna y Cha estaban reunidos curiosos y preocupados por Sebástian.

—¿Estará bien? —preguntó Cha.

—Siento que sí —respondió Luna— no se veía mal cuando aquellos hombres se lo llevaron, así que no veo tan probable que tenga algo malo ahora.

Cha suspiró, recordó que Sebástian no estaba mal, a como dijo Luna, pero no se dejaba de sentir angustiada por su amigo y su bienestar.

—¡Oigan! Ya están saliendo —indicó Wyatt refiriéndose a los maestros, quienes al salir le hablaron a los estudiantes.

—Durante la final, sabrán que su compañero Sebástian Mendez fue escoltado por unas personas, ellos eran científicos que fueron notificados del incidente y se lo llevaron para hacerle estudios y determinar qué pasó, por lo tanto, no esperen a Mendez esta noche, ni mañana, ni pronto.

Aquellas palabras preocuparon más a los mejores amigos del mexicano, ¿Estudios y pruebas? Les preocupaba que en una de esas experimentaran con él y le hicieran daños inimaginables, incluso Cha respiraba algo más fuerte.

—Oye, cálmate —dijo Wyatt tomándola del hombro— está bien que estés así, pero recuerda que está en buenas manos, ¿Quién mejor para ayudarle que esas personas capacitadas?

Cha se tranquilizó un poco.

—Bien —continuaron los profesores— dicho esto, hemos de añadir que con Mendez o no, las actividades de la institución se mantienen, así que les aconsejamos que se preparen para el almuerzo y aprovechen para hacer alguna tarea o sus actividades cotidianas.

Dicho esto, los maestros se fueron de aquel pasillo, y con ellos, los alumnos.

Así habían pasado dos semanas, durante los últimos dos días, grupos de estudiantes pedían alguna novedad sobre "el arcángel infernal", conociendo el apodo gracias a que escucharon a Wyatt pronunciarlo para referirse a Sebástian durante uno de los almuerzos. Los maestros siempre decían lo mismo: no sabemos nada, si lo supiéramos lo diríamos de inmediato.

Un día lunes, los rayos del sol aún no habían salido y el astro aún estaba bajo el horizonte, lo que había afuera era negrura.

Una alarma sonó en uno de los cuartos, siendo apagado por una coreana que, tras pulsar el botón de su teléfono que lo apagaba, se estiró, frotó sus ojos y se levantó camino al baño, no sin antes acariciar a un conejito de blanco pelaje y de pequeño tamaño que dormía en una casita en la habitación de la chica.

En su baño, viéndose al espejo, lavó sus dientes y se comió lo que parecía una pastilla hecha polvo, el pequeño empaque de dónde venía decía traducido del coreano: vitamina c.

Posteriormente, abrió la ducha y se bañó.

Una vez terminado, fue a su cuarto, se puso el uniforme y volvió al baño para cepillarse el cabello y seguir poniéndose cosas en la cara, algunas eran cremas y otras tenían un aspecto más acuoso, incluso se puso polvos con un cepillo de rubor.