Prólogo

Había encontrado la luz, una paz interior inimaginable, indescriptible con palabras, experimenté una extraña alegría mientras mi espíritu estaba en el límite entre la vida y la muerte, consciente de ello, contemplé la posibilidad de cruzar hacia aquello que yacía más allá. Un ser celestial con un resplandor segador aguardaba en el umbral, me atraía con una fuerza hipnótica, pero antes de que pudiera decidir mi destino, una garra de pesadilla se alzó desde las tinieblas empujándome con violencia hacia la negrura absoluta y arrancándome de la luz divina, escuché voces, como lamentos de almas condenadas, ¿serian acaso almas cautivas en un limbo eterno, o simplemente la manifestación de una presencia que intentaba seducirme hacia su oscuridad?, ¿acaso estoy condenada a deambular, o hay aún una chispa de esperanza a la que mi alma pueda aferrarse?