Sombras del pasado

Leo regresó a su habitación con el corazón acelerado.
No podía dormir, pero tampoco podía salir a investigar solo.

Se sentó en la cama, respirando hondo, cuando escuchó un leve golpe en la puerta.

Toc. Toc.

—¿Leo…? —era Aiko.

Él abrió y ella entró, preocupada.

—Te vi salir hace un rato —dijo—. Supe que algo pasaba.

Leo dudó un segundo, pero decidió no ocultarlo.

—Hay algo en el bosque —explicó—. No sé qué es, pero Sonic dice que lo escuchan desde hace días. Y que podría tener relación con… lo de mi abuelo.

Aiko abrió los ojos, sorprendida.

—Leo… tú no tienes que cargar con eso solo.

—No quiero que te metas en peligro.

Aiko tomó sus manos sin pensarlo.

—Ya estoy metida. Decidí estar contigo… recuerda.

Leo sintió un nudo en el pecho.
Aiko siempre encontraba una forma de calmarlo.

—Lo que sea que esté allá afuera —dijo ella—, sea una persona, una sombra o un recuerdo… lo enfrentaremos juntos.

Leo alzó la mirada, decidido.

—Mañana hablaremos con el resto del grupo —dijo—. No voy a quedarme sentado esperando a que algo nos ataque primero.

Aiko asintió, firme.

—Entonces estaremos listos.

Y mientras la noche avanzaba, Leo sintió que algo inevitable se acercaba…
Una verdad enterrada en el accidente de su abuelo.
Un enemigo oculto entre los árboles.

Y una batalla que ya había comenzado sin que él lo supiera.