¿Solo somos amigas?

Sandra. 🍉

Teatro era lo mío, había estado toda primaria en ese taller del colegio que desenvolverme en un escenario me salía de lo más natural.

Si bien solo actúe un par de veces como personaje secundario en el auditorio del colegio, ya era un logro. Haber sido escogida en el casting donde otras chicas también dieron su mayor esfuerzo para ser seleccionadas lo fue todo, es así como también empecé a ser conocida dentro de mi institución educativa.

Claro que la meta principal era diferente, todas del salón querían ganar para obtener el paseo especial. En el año pasado, debido a la mala organización de las autoridades de la escuela, ningún salón tuvo un paseo y eso fue desesperante, ya que la mayoría de las alumnas tenían la ilusión de salir junto a sus amigas.

Naomi era la que se encargó de coordinar al aula para poder tener más tiempo en los ensayos, puesto que solo dando una repasada del guión en las clases de arte no iban a ser suficientes.

"Si queremos ganar, debemos dar lo mejor de nosotras, tenga por seguro que de esa forma lograremos que el paseo sea nuestro"

Su mensaje en el grupo de la sección fue inmediatamente respondido por otras chicas que compartían la misma emoción, algunas decidieron solo reaccionar a dicho mensaje con emojis alegres y el resto con stickers. El chat grupal fue rápidamente inundado por cientos de mensajes, dando ideas para tener más tiempos y poco a poco se fueron alejando del tema y los comentarios respecto a la obra cambiaron a comentarios casuales de adolescentes disfrutando de su vida. Xiomara no tardó en hacerse presente, y vaya que agradecí que hiciera de las suyas, las notificaciones en mi celular no paraban de sonar y ya era de noche.

"Mañana hablaremos en el salón, descansen por ahora"

Con eso último, cerró el grupo de WhatsApp permitiendo que solo los administradores pudieran enviar mensajes.

Y aquí estaba, corriendo hacía el colegio con el pan con huevo frito en la mano, se suponía que debía llegar temprano para planificar todo junto a Naomi, pero se me dio por leer el libro original de la obra para entender mejor el contexto, quedándome así hasta la madrugada y por ende despertando tarde.

La suerte no estuvo de mi lado, cuando llegué al colegio, el de seguridad ya había cerrado la puerta y eso significaba tener que tocar, esperar y firmar en el cuaderno de tardanzas. Hice un mohín, las tardanzas acumuladas ocasionaban que te bajen puntos en las materias principales y descuidar las áreas fuertes del sistema a casi mitad de año no eran buena idea.

Unas chicas pasaron por mi lado, tocaron la puerta suavemente mientras acomodaban los proyectos que llevaban en sus brazos. Con solo verlas con la casaca de promoción era obvio que eran de último año, aparte de lo altas y serias que se veían. El de seguridad no tardó en abrir el portón y aproveché para pasar junto a ellas, sentí algo en mis hombros y antes de poder darme cuenta ya estaba en el pasillo de la escuela sin necesidad de firmar nada. La casaca de promoción de quinto año estaba en mi espalda y cuando me giré, me di cuenta de que se trataba de Haru, quién estaba recién pisando el pasillo con su agenda que llevaba una justificación de tardanza para todo su grupo firmada por sus padres.

"Gracias" murmuré sin poder creer lo que había pasado.

Desde que Haru se había vuelto cercana a Alenda, siempre había pensado que yo le caía mal, ya que nunca se dirigía a mi y cuando lo hacía, era algo sarcástica.

Haru alzó la vista una vez que guardó su agenda en la mochila y asintió mientras observaba mi hombro, entendí al toque y me quité la casaca, devolviéndole lo que le pertenecía. Sus amigas me miraron con curiosidad, también era inesperado para ella el actuar de una de las miembros más populares de la banda principal del colegio. Me despedí con un ademán en la mano y me marché corriendo, las clases ya habían comenzado.

Ingresé al aula con una sonrisa nerviosa mientras que el profesor de matemáticas negaba con la cabeza mientras sujetaba la chapa de la puerta, era obvio que había interrumpido su explicación. Cuando estuve a punto de sentarme en mi pupitre, Xiomara me lanzó una mirada seria antes de seguir anotando algo en su libreta.

Una vez que tomé asiento, escuché a Naomi suspirar y cuando volteé confundida, me percaté que todas tenían una hoja con aproximadamente veinte ejercicios matemáticas que se tenían que resolver ese día a como de lugar.

"Tienes hasta la salida, pero en la salida nos tenemos que quedar unos minutos más para coordinar todo" dijo la brigadier, borrando el número que le había salido mal.

La falta de sueño ya se hacía presente, cerré los ojos brevemente antes de abrirlos en una pestañeada. Busqué mi block en la mochila y me dispuse a realizar los ejercicios, tenía prácticamente dos horas en matemáticas ese día y no era de lo mejor, pero vaya que tenía que aceptar mi destino.

El profesor pasaba por cada fila, mirando las hojas que había dejado. Hasta que se detenio en mi carpeta, no me atreví a levantar la vista y procuré realizar el siguiente ejercicio al no poder hacer el octavo. Y mientras que un silencio incómodo se instalaba, la buena suerte decidió acompañarme.

Xiomara se levantó de su asiento con la hoja resuelta, el profesor se acercó a ella sonriente y cuando le echó una ojeada a los ejercicios, asintió lentamente. El resto del salón ya intentaba hacer de las suyas, alzando o girando la cabeza para intentar ver algunas respuestas. Naomi fue más inteligente y en un rápido movimiento se acercó al docente por atrás, con su hoja.

"Profesor, ¿debemos seguir la operación que usted no enseñó de forma obligatoria en este ejercicio?" preguntó señalando lo mencionado.

El mencionado que antes estaba con un leve desconcierto, al darse cuenta de que se trataba de Naomi y también que había avanzado casi todo, le respondió amablemente. Vaya caso, la última vez que yo quise cuestionarle algo, me contestó con irritación.