capitulo 5 No sé qué es, pero Rubén me hace sentir algo distinto

Ashley

Tan pronto como salgo de la fundación me quedo pensando que no puedo entender con claridad qué es lo que está sucediendo dentro de mí, pero cada vez que Rubén está cerca, una sensación extraña y única me embarga. Es como si, en su presencia, el mundo a mi alrededor cobrara un matiz diferente. Su energía, su risa, incluso la forma en que me mira, tienen el poder de transformar mi estado de ánimo de una manera que no sabía que era posible.

Sus gestos, tan sutiles y a la vez tan impactantes, provocan en mí una mezcla de inquietud y entusiasmo. Es como si cada palabra que intercambiamos estuviera impregnada de un significado más profundo, un susurro silencioso entre nosotros que solo yo puedo percibir. Cuando le hablo, a veces siento que las palabras se quedan atrapadas en mi garganta, porque el simple hecho de mirarlo me ha dejado sin aliento.

A menudo, me pregunto si él también siente esta conexión. Tal vez sea algo pasajero, una ilusión creada por el momento, pero en mi corazón espero que haya algo más. La incertidumbre, en lugar de amedrentarme, me motiva a explorar lo que está sucediendo entre nosotros. Hay una chispa en el aire que no puedo ignorar, y cada encuentro fortalece esta extraña atracción que he comenzado a experimentar.

En resumen, Rubén ha despertado en mí una ola de emociones que no puedo identificar completamente, pero que estoy ansiosa por descubrir. Su presencia ha iluminado una parte de mi ser que permanecía oculta, y ahora, más que nunca, me encuentro deseando desentrañar el misterio de lo que realmente siento.

Justo ahora me encuentro caminando por las calles de la ciudad, disfrutando de la belleza del día. Los rayos del sol iluminan todo a mi alrededor y el ambiente es agradable. Mientras avanzo, observo a la gente pasar, los edificios y los árboles que adornan el paisaje urbano. De repente, me choco con Carlos, a quien no había visto en un tiempo.

Retrocedo un paso, sintiéndome sorprendida por el encuentro inesperado.

—Perdón, estaba distraída —respondo de manera automática, tratando de recuperar la compostura.

—Ashley… —resuena una voz que reconozco al instante, como si el tiempo no hubiera pasado.

Levanto la mirada y ahí está él. Carlos.

Su apariencia ha cambiado. Tal vez se deba a su nuevo corte de cabello o a la expresión más serena que ahora adorna su rostro. Puede que, en realidad, sea yo quien haya experimentado una transformación. Cualquiera que sea la razón, me toma unos segundos procesar lo que estoy viendo.

—Carlos—murmuro, sintiendo una mezcla de sorpresa y cautela al pronunciar su nombre

—. Ha pasado un tiempo, ¿no?

—Sí. Te ves muy bien —Comenta, esbozando una sonrisa que trata de parecer despreocupada, aunque sus ojos, inquietos, se desvían hacia el suelo, evitando el contacto visual.

—Gracias. Tú también te ves genial.

Por un instante, un silencio se apodera del ambiente entre nosotros; es un silencio profundo y cargado, propio de quienes han vivido juntos momentos significativos, repleto de palabras y sentimientos que nunca se expresaron en su debido momento.

—¿Tienes prisa? —Pregunta él, como si estuviera evaluando la situación.

—No, no tengo demasiada —Respondo, aunque, en el fondo, no estoy completamente segura de querer quedarme aquí.

—¿Te parece si caminamos un momento? Solo... conversar un poco.

Asiento con la cabeza Empezamos a avanzar en paralelo a las calles de la ciudad, que sigue su ritmo habitual a nuestro alrededor. Sin embargo, yo me siento algo distante, como si estuviera observando todo lo que ocurre desde un lugar externo, como si fuera un espectador de una película.

Carlos me cuenta algunos aspectos de su vida actual: habla sobre su trabajo y los estudios en la universidad. Lo escucho atentamente, pero mi mente se desvía de sus palabras. En lugar de concentrarme en lo que me dice, mis pensamientos comienzan a revolotear alrededor de una presencia que no está aquí, una figura que ocupa mi mente: Rubén.

Y es en ese instante cuando caigo en la cuenta de algo fundamental.

Carlos fue una persona significativa en mi vida. Representó una etapa intensa, llena de valentía, aunque también marcada por la ruptura. Sin embargo, ahora esa conexión que antes sentía, esa energía vibrante, ha desaparecido por completo. En cambio, siento una nueva corriente, una chispa que me sacude con solo observar la manera en que Rubén camina o la forma en que me mira en silencio.

Sigue conversando, y yo le respondo con una sonrisa. Sin embargo, en lo más profundo de mi ser, empiezo a darme cuenta de que mi corazón está siguiendo un camino diferente, uno que me aleja de lo que solía ser tan importante para mí.

Bueno, Carlos... —Comento mientras echo un vistazo a la hora en mi teléfono

—. Debo marcharme, hay personas que me están esperando.

No es completamente cierto lo que digo, pero tampoco es una mentira absoluta. En realidad, estoy esperando a mí misma… esperando el momento de regresar a mi propio espacio, a mi tranquilidad, a ese nuevo estado emocional donde él ya no encaja.

—Por supuesto, no te detengo —responde él, con una sonrisa que refleja una cierta nostalgia

—. Me alegra haberte visto.

—Igualmente —Le contesto con cortesía, sintiendo una mezcla de emociones.

Sin darme la vuelta, sigo avanzando por el sendero, consciente de que, finalmente, algunas etapas de mi vida se cierran sin causar tristeza.

A medida que continuo mi camino de regreso a casa, me encuentro con Rubén. En ese instante, mi corazón comienza a latir con rapidez y siento una oleada de mariposas revoloteando dentro de mí

El cuerpo, inesperado, suave, lleno de vida. Él también me observa. En ese breve instante en el que nuestras miradas se encuentran, siento que el día toma un rumbo distinto.

—Ashley —Pronuncia con una leve sonrisa mientras se aproxima

—. Qué increíble coincidencia encontrarte aquí después de la fundación.