Capítulo 5: Entre el cuerpo y la voz

Jay salió del baño con la bata puesta, el vapor aún pegado a su piel. Caminó por el pasillo en penumbras hasta la habitación. Al abrir la puerta, encontró a Lilith sentada en la cama, hojeando una revista.

—¿Ah, estás acá? —dijo, casi sorprendido.

Ella levantó la vista, sin dejar de pasar la página.

—Sí, ya terminé de ayudarle a Sophie con la tarea.

Jay no respondió. Se quitó la bata en silencio y se puso un pantalón, sin apuro. La humedad en su espalda aún le recordaba el calor de la ducha… y también lo otro.

Lilith lo miró de reojo.

—¿Estás pensando en algo?

Él asintió, pero su mirada estaba en otra parte, perdida, fija en un punto más allá de la pared.

—Seguí pensando en ese sonido... En la ducha no pude evitar recordarlo.

No le contó del recuerdo. Ni de las explosiones. Ni de la voz. No quería preocuparla.

Ella dejó la revista a un lado. Su voz fue suave, casi como un canto de cuna:

—Seguro fue el agua caliente que te hizo ponerte pensativo.

Se acercó sin hacer ruido y lo abrazó por detrás, apoyando el rostro contra su espalda desnuda.

—Si sigues pensando en eso, vas a estresarte... y enfermar —susurró.

Jay bajó un poco la cabeza. Aquel contacto, el calor de sus manos y la cadencia tranquila de su voz, parecían calmar algo que él no sabía nombrar. Se dio vuelta y la miró. Su rostro mostraba una sonrisa tenue, agradecida, y dijo:

—Vos siempre sabés qué decir.

Bajó la mirada y se inclinó para ella. Fue un beso breve, tranquilo, como si ambos quisieran congelar ese instante en algo seguro.

Lilith se separó con una sonrisa dulce, aunque algo en sus ojos parecía flotar fuera de foco.

—Hoy te voy a hacer una rica cena para que disfrutes —anunció, con ese mismo tono ambiguo.

Jay asintió. Ella se alejó por el pasillo, liviana, casi etérea.

Mientras él se ponía la camiseta, dijo un "gracias" con una sonrisa que no era la misma. Más ambigua. Más contenida. Como si el recuerdo aún lo acechara,