|E p í l o g o|

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Mi cuerpo arde.

La oscuridad me rodea.

Y soy consciente de que tengo el tiempo contado.

Tengo algo de tiempo, pero no es mucho.

Xavier está atrapado en la realidad que destruí, tardará en salir de ahí.

Madison debe estar buscando la forma de sacarlo por su cuenta, ella estaba ingresando a la realidad al momento en el que selle las entradas y salidas, justo antes de haber salido.

Libero las ataduras en mis manos y corro, siendo consciente de lo que busco.

A quién busco.

El moho está presente en todos lados, derribo las puertas, buscándola, no demoro mucho en encontrarla, caminando en el sótano, sin alguna atadura, sujetando una botella pequeña de sangre, el olor a putrefacción me hace estremecer.

Me aproximó a ella, es tan parecida a mí que me parece estar mirando un espejo, pero sé que no es así.

La sacudo con cuidado, despertándola, sus ojos rojos se posan en los míos, en seguida estos se llaman de reconocimiento, me rodea con sus brazos, abrazándome con fuerza, entonces, me doy cuenta de lo mucho que la extrañe.

De lo mucho que me hizo falta todo este tiempo.

—Mackenzie...

—Lydia... estás aquí.

Solloza en mi hombro, miro alrededor, encontrando cientos de cadáveres rodeándonos, pero no me concentro en eso y no le doy importancia.

—Tenemos que irnos, no tardarán en volver. —indico.

—Lo sé. Te extrañe mucho.

—Yo también te extrañe hermanita. —murmuro, antes de empezar a repasar nuestro pequeño plan de huida.

Lo que ocurra después no me importa demasiado, ahora estamos juntas y eso es lo único que me importa.