Juego de precisión

El equipo llegó al área de puntería, donde blancos móviles, dianas y obstáculos esperaban para poner a prueba la concentración y coordinación de cada estudiante. El aire estaba cargado de tensión y emoción.

—Recuerden, cada punto cuenta —dijo Kaito—. Manténganse concentrados y apoyen a los demás.

Ren fue el primero en intentarlo, apuntando con cuidado y acertando varios blancos en movimiento. Sora lo siguió, y su precisión sorprendió a todos.

Cuando llegó el turno de Sonic, sus ojos carmesí captaron cada detalle del entorno: el movimiento de los blancos, la posición de los obstáculos y la trayectoria de cada disparo. Sin esfuerzo aparente, comenzó a acertar una tras otra, guiando al grupo con pequeños gestos: un dedo apuntando, un movimiento de cabeza, señalando cuándo lanzar o moverse.

—¡Buen trabajo, Sonic! —exclamó Haru, agradecido por las indicaciones silenciosas—. ¡Eso nos está ayudando mucho!

Algunos blancos se movían de manera impredecible, pero Sonic reaccionaba antes de que cualquiera pudiera notar, anticipando los cambios y ajustando su puntería con rapidez. Aunque no mostraba todo su potencial, su precisión y velocidad mental marcaban la diferencia para el equipo.

Desde un costado, Emili observaba en silencio. Sus ojos brillaban de admiración, y al notar que Sonic la miraba, le envió un gesto de ánimo discreto. Sonic le devolvió una leve sonrisa, sintiendo esa pequeña conexión que crecía con cada prueba.

Cuando el último blanco cayó, el equipo celebró. Habían completado la prueba con éxito, acumulando puntos importantes para su equipo.
—¡Increíble! —dijo Kaito—. Si seguimos así, podemos destacar en todas las competencias, pero la resistencia será nuestra verdadera prueba.

Sonic respiró profundo, consciente de que la última prueba pondría a prueba no solo su fuerza y velocidad, sino también su resistencia y estrategia como equipo. Sin embargo, algo dentro de él le decía que, junto a su grupo, podían superar cualquier desafío.