La primera misión

La tarde caía sobre la ciudad cuando un mensaje encriptado llegó al grupo. Era urgente: un robo en curso en un almacén del centro, y la policía tardaría en llegar. La noche de la muerte debía actuar.

—Chicos, tenemos que movernos rápido —dijo Kaito, serio—. Repartamos roles y avancemos con estrategia.

Sonic miró a sus compañeros, analizando cómo podrían enfrentarse a la situación. Sabía que sus habilidades podían marcar la diferencia, pero aún debía ser sutil para no revelar todo su poder.

El grupo se dividió: Haru y Ren cubrían la entrada, Sora y Riku aseguraban las salidas, mientras Sonic avanzaba por un lateral, preparado para interceptar a los ladrones. Su velocidad y agilidad le permitieron acercarse sin ser detectado, observando cada movimiento de los delincuentes.

—Sonic, necesitamos tu apoyo si intentan escapar —susurró Kai, señalando hacia una de las puertas traseras.

Con un movimiento rápido, Sonic interceptó a un ladrón que intentaba huir. Con fuerza controlada y movimientos precisos, logró inmovilizarlo, mientras los demás del grupo neutralizaban a los demás. La coordinación era impecable, cada miembro sabía exactamente qué hacer.

En medio del caos, Sonic percibió un detalle: uno de los ladrones intentaba sabotear la alarma del almacén. Sin dudar, corrió hacia él, usando sus reflejos mejorados y resistencia para detenerlo antes de que pudiera escapar.

Cuando la situación quedó controlada, el equipo se reunió, respirando agitado pero satisfecho.
—Buen trabajo, todos —dijo Kaito—. La misión fue un éxito.

Sonic miró a sus compañeros y luego al almacén. Aunque habían detenido a los ladrones, una sensación de que esto era solo el principio recorrió su mente.

—Recuerden, nadie debe saber quiénes somos realmente —recordó Kaito—. Esto sigue siendo un secreto.

El grupo asintió, consciente de que la discreción era tan importante como el éxito de la misión. Caminando de regreso, el silencio entre ellos no era incómodo; era un recordatorio de que su verdadera identidad debía permanecer oculta, incluso cuando todo parecía normal ante los ojos de los demás.