Cap 10: "Promesas en Medellín"

La lluvia caía sobre Medellín con fuerza, pero en el corazón de Eva, cada gota parecía empujarla a abrirse más al amor. Su relación con Sebastián, un hombre maduro, apasionado y protector de 40 años, comenzaba a consolidarse. Eva sentía que, por fin, no estaba sola.

Un día, mientras paseaban por el Jardín Botánico, Sebastián le tomó la mano con firmeza.

—Quiero que esta ciudad también sea tuya… quiero que la vivas conmigo.

Eva sonrió, pero aún tenía miedos. Había vivido muchas decepciones y aunque lo amaba, le costaba confiar por completo. Sin embargo, ese mismo día, algo inesperado sucedió.

Mientras caminaban por el centro, fueron testigos de un asalto. Una mujer gritaba desesperada mientras un ladrón escapaba con su bolso. Sebastián, sin pensarlo, corrió tras él. Eva lo siguió, sin dudar.

—¡Sebas, cuidado! —gritó ella.

El ladrón se metió por un callejón. Sebastián lo alcanzó, lo enfrentó y, tras un breve forcejeo, logró recuperar el bolso. Un policía apareció justo a tiempo para arrestar al delincuente.

Cuando todo terminó, Eva corrió hacia él y lo abrazó con fuerza.

—¿Estás loco?
—Un poco… pero por ti —respondió él, con una sonrisa traviesa.

Esa noche, en su apartamento, entre risas nerviosas y miradas cómplices, Eva le cocinó una receta que su abuela Mariana le enseñó: ají de papa con queso, el plato que más le gustaba a Santiago, y fue cocinado por generaciones.

—¿Sabías que hace muchos años Santiago conoció a Catalina con miedo en su plena adolescencia? Y terminaron criando una familia con amor… Yo también quiero eso —le dijo Eva mientras servía.

Sebastián tomó su mano.
—Entonces, prométeme que aunque tengamos miedo… no vamos a dejar de intentarlo.
—Prometido —dijo Eva, sellando el momento con un beso lento, lleno de ternura.

Ese día, Eva no solo enfrentó sus miedos… también dio un paso definitivo hacia un futuro lleno de amor verdadero.

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