Capítulo 6 – El espiral en las manos

-

Después de tanto mirar hacia arriba, Anto comenzó a mirar hacia adentro.

Algo estaba cambiando en ella.
Ya no solo soñaba o recibía señales externas.
Ahora, el misterio se había mudado a su cuerpo.

Y todo empezó con sus manos.

---

Fue una semana extraña.

Al principio pensó que era imaginación: una sensación suave, como cosquilleo, justo en el centro de las palmas.
Pero con cada día que pasaba, la energía crecía.
Y tomaba forma.

Una forma espiralada.
Como un pequeño torbellino invisible que se abría hacia afuera.

Era tan real que tenía que mantener los puños cerrados, porque si los abría, sentía cómo el espiral salía como un remolino suave.
No dolía.
Pero era fuerte.
Presente.

---

Durante esa semana, cada vez que meditaba, los espirales se hacían más intensos.
Cada vez que ponía las manos hacia arriba, era como si se encendiera una puerta en sus palmas.

Y entonces lo entendió:
Su cuerpo no era solo carne.
Era canal.

Un puente entre energías.
Una antena viva.
Un lugar donde la vibración podía abrirse como una flor invisible.

---

Ese descubrimiento la llevó a algo nuevo: quería saber más.
Comenzó a leer sobre auras, energía, sanación, chakras, manos de luz.
Lo que antes le parecía loco, ahora tenía sentido.
Como si ya lo supiera y solo estuviera recordando.

Y le encantaba.

Porque por primera vez, estaba conectando con partes de sí misma que jamás imaginó explorar.

---

Ya no tenía miedo de ser distinta.
Ahora quería saber cuánto más había en ella que aún no conocía.

Y cada vez que sentía el espiral en sus manos, sonreía.
Porque era una señal clara de que su energía estaba viva, despierta… y escuchando.

✨✨💫