C A P I T U L O 26.

Soy un completo imbécil.

Lo acepto, pero no me siento mal por ello.

Toda mi vida he sido la peor escoria de todos los tiempos, entre menos emociones haya mucho mejor para mí. Me han enseñado a no demostrar compasión por nadie y mucho menos dejar a alguien vivo en una pelea.

Pelear hasta morir, es siempre lo que hecho. Tener el cargo de un monarca es lo más difícil de ser yo. Desde niño tuve que portarme a la altura de un rey, mostrarles a todos confianza, no es para menos tengo la carga de millones de vidas sobre mi espalda, cualquier error yo tendré la culpa de ello. Cuando mi familia murió en manos de todo fue peor, con solo 13 años pase a ser rey de Alphas, no hubo día que pegara el ojo, tenía que estar alerta, todos querían tomar mi puesto, todos me asechaban en busca de mi muerte, hasta mi propio tío intento asesinarme. Durante 1 año fue así, tuve que madurar a temprana edad para mostrarles a todos que estaban a salvo y yo los protegería de algún modo. Trato de mostrarles miedo, y digo trato, ya que por dentro estoy muerto del miedo de no proteger a nadie, no pude proteger a mi mate, al amor de mi vida, mi alma gemela.

Todos entraron en pánico, tenían miedo de que yo no fuera tan fuerte como aparentaba, ellos no saben que yo moriré pronto.

O eso creía, desde que mi lobo despertó no ha dejado de repetirme hasta el cansancio que esa humana es mi mate…

¿Qué tontería estoy diciendo? Eso es imposible, en esta vida y en la siguiente solo tendré a una mujer en mi vida, y la mujer que fue enlazada a mí en esta vida falleció.

Por dentro la odio con todo mi ser, es más un resentimiento a los de su especie. Los humanos son mil veces peor que yo, ellos no ven por las personas a su alrededor, las personas que “cuidan” de ellos son de los que deberían protegerse, he visto generaciones matarse unos a otros por algo tan insignificante como lo es el dinero, ese pequeño pedazo de papel por el que todos trabajan hasta el cansancio y hasta morirían por tener millones de ellos. También he tenido la mala fortuna de ver con mis propios ojos lo hipócritas que pueden ser unos con otros, como entre ellos se dan la espalda cuando más lo necesitan ¿Qué clase de soldado le pagan por cuidar de los suyos? Debería ser un orgullo cuidar a su especie, pero más en cambio ellos al ver dinero se convierten en ciegos e ignoran las injusticias que comenten día tras día. Es una especie estúpida.

Una vez hace años intentamos hacernos aliados con ellos pero entraron en pánico al saber de otra especie que empezaron a correr rumores de nosotros, desde que somos unos caníbales come niños, hasta que nuestro fin era matar a todos ellos. Los rumores cada vez eran peor y llegamos a estar en peligro, sin darnos cuenta un maldito Rogue, esos malditos lobos recetores o exiliados, le dijo a los humanos cada una de nuestras debilidades y así se abrió camino a los cazadores, ellos mataron a toda mi familia sin dudar, sin pensarlo dispararon de sus armas balas de plata directo a la cabeza de cientos de integrantes de mi manada, todos entraron en pánico, habían entrado a la manada más poderosa, a la manada que estaba encargada a la  realeza de seguro pensaron ¿Qué será de nosotros?.

— Tenemos que irnos de aquí a la manada más cercana — escuche al que era beta de mi padre decirle al delta igual de mi padre.

Habían pasado unos días desde el altercado, no negaba que estaba triste , pero mi padre me enseño a no mostrar debilidad frente a otros, así que solo me escondí en mi habitación y pensé por horas que sería de mi ahora en adelante y llegue a la conclusión de que no ganaba nada escondiéndome, solo lograría mi muerte. Con papeles en la mano de un plan de vida que mi padre me hizo si llegaba  a morir llegue al despacho que un día fue de él. Apenas llegue escuche detrás de la puerta unos murmullos, así que decidí poner mejor atención y reconocí las voces al instante.

— ¡Eso es huir Carlos! En esta manada no somos unos cobardes, como nos esconderemos de unos malditos humanos frágiles.

— ¡Esos humanos como los llamas mataron a nuestro Alpha y Luna! ¡Mataron a cientos de nosotros! ¿Crees enserio que lograremos acabar con ellos? Nosotros somos fuertes y poderos a comparación de ellos, pero ellos ya conocen mucho de nuestras debilidades y no descartemos el hecho de que son muchos más que todos nosotros.  — entre a la habitación sin mayor preámbulo para luego sin decir nada sentarme en la silla detrás del escritorio, ellos al verme hicieron una leve reverencia, yo por dentro moría de la tristeza, mi lobo no me quería hablar, estaba deprimido, yo no era menos, tenía miedo y una tremenda rabia acumulada, pero si algo sabia era que ahora en adelante la única persona que vería por mí era solo yo, si no me lograba proteger no podía proteger a nadie.

Con el miedo y los nervios por dentro y una cara totalmente sin emociones que había practicado frente al espejo horas atrás decidí hablar mientras revisaba los papeles con mayor atención.

— No permitiré que nadie más salga lastimado, sé que seremos unos cobardes si nos ocultamos, pero prefiero eso a que más información salga de aquí y vayan en contra de más de nosotros, ya perdí a muchos, no perderé a mas — levante la mirada para verlos directamente, ellos me miraron atónitos, sus expresiones eran dignas para pintarlas en un cuadro — exijo ver al hechicero Tonils, tenemos que actuar rápido y esconder la manada de los ojos de todos ellos, si debo dar mi alma y vida al mismísimo Hades para protegerlos a todos… Que así sea.

— Si majestad  hablaron al unísono moviéndose con rapidez fuera del despacho, no sin antes cerrar la puerta.

Solté un gran suspiro y me acerque a la ventana para ver hacia abajo, todos estaban apagados, sin ganas, vi aun cuerpos tirados en el suelo y a sus mates morir lentamente por la pérdida de su mate, vi niños caminar solos con una gran confusión en su mirada, eran huérfanos si estoy en lo correcto, volví la mirada dentro del despacho y me resigne a que esta sería mi vida ahora en adelante, no dejaría que mi manada y mi especie este desprotegida, mi manada estará por encima de incluso mi mate.