Capitulo 7

Mi cuerpo se ha paralizado por completo, miles de escalofríos empiezan a recorrerme de arriba de abajo, se siente cómo la peor de las torturas. Quiero moverme, quiero salir corriendo y esconderme debajo de las piedras, y, al mismo tiempo, quiero acercarme... Quiero tocarlo, saber que no se trata de un sueño, que es él en realidad y que no es parte de una alucinación, pero tengo miedo...

Ahora... me siento totalmente muerta del miedo.

El aire parece haberse esfumado por completo, el ambiente se percibe tenso, pesado. Aún no sé cómo aferrarme al aquí, aún no logro asimilar lo que ahora se presenta frente a mí. Sabía que en algún momento tenía que pasar, sabía, después de ser enterada de la verdad, que iba a tener que enfrentarlo en cualquier momento y con más razón al encontrarse tan cerca, pero ahora, al tenerlo por fin frente a mí..., lo único que deseo es huir. Huir de esta verdad, huir de esta realidad que se ha encargado de esconder por tanto tiempo.

Cinco años...

Cinco años lo creí muerto...

Cinco años en los que estuve llorando su supuesta muerte. Cinco años en los que me ví envuelta de tanta angustia, emoción, y dolor, pues tuve que enfrentarme sola a la llegada de... su hijo. Tuve que aprender a ser fuerte y a resignarme para poder encargarme de la criatura que habíamos creado los dos... a consecuencias de nuestro amor. Un amor que me motivó a apoyarlo antes hasta en lo que no debí hacer, un amor que resultó ser tan peligroso para ambos pero que al final me hizo creer que, apesar de tanto desastre, había sido de verdad.

Ahora, tras la revelación de Frank, no sé qué pensar, no sé cómo reaccionar. Tantos sentimientos dentro de m chocan y crean un desastre intenso, poderoso. Es increíble que aún logre hacerme sentir esto, es increíble que, ahora al saber su sucia verdad..., sea yo capaz de abrumarme de esta manera por su sola presencia.

Maldición...

Es que ha pasado tanto. He pasado por tanto y en este momento, de lo único que puedo ser consciente, es de su mirada sorprendida puesta sobre mí.

Trago grueso...

No puedo soportar la imagen de su rostro luciendo así ahora, me cuesta absorberla y no, no es por creerlo grotesco, pero lo que me ha hecho sentir es una horrible quemazón en mi garganta y en mi pecho. Lágrimas empiezan a invadir mis ojos pero no suelto ninguna, pues apesar de lo que ha hecho, quiero evitarle cualquier tipo de incomodidad y sé que sí me ve reaccionar de esa manera por su aspecto..., no lo soportaría, en caso de que le llegara a dar algún tipo de importancia. Siento que así sería porque una parte de mí me dice que el Lion que yo llegué a conocer, lo último que quisiera recibir de los demás, es su compasión.

Aún así me cuesta disimular, me cuesta dejar de verlo. Ahora que está frente a mí, a unos cuantos pasos de mí, y que es gracias a eso, y a la iluminación que hay en el lugar, soy capaz de observar con claridad el aspecto que ahora tiene la parte izquierda de su rostro. Me es muy difícil el tratar de contenerme. El nudo de mi garganta se refuerza y el pánico que me invadió hace un momento, cuando lo ví a él salir del elevador, se esfuma para ser reemplazado por algo nuevo. Algo que me está derrumbando por dentro, algo que crea una tormenta de impotencia y de dolor en mis adentros.

<<¿Pero qué ha pasado contigo, Lion? ¿Qué... qué tanto ha pasado ahora?, ¿por qué me duele más el verte así? ¿Cómo pudo pasar todo esto?>>

— Li... Lilo...

Todo mi cuerpo se activa cuando lo veo salir del shock y después intenta dar un paso hacia mí. Yo, guiada por el temor que ha vuelto a mí al ver la intención de su acción, empiezo a retroceder. Mi mirada puesta aún en él, mi corazón empezando a saltar dentro de mi pecho.

— Lilo... Por Dios. N-no puedo creer que seas tú.

— N-no te atrevas, Lion. N-no...— el sonido de mi voz parece afectarle,  parece cómo si lo hubiesen bañado con un valde con agua fría ahora. También me siento así, pues no dejo de temblar, no dejo de sentirme terriblemente aturdida por la impresión que ha provocado el verlo de nuevo ante mí.

El saber que de verdad se trata de él, y que realmente está vivo.

Vivo...

Niega, parece que aún le cuesta reaccionar también. No deja de estudiarme con la mirada, esta aún muestra  asombrado.

— Lilo... Por Dios, n-no intentes correr, p-por favor... Yo...—

— ¿Tú qué, Lion? ¿Eh? ¿Qué es lo que vas a decir? ¿Qué lo único que te importó fue el volver de nuevo a tu asqueroso mundo de mierda, mandando al diablo lo que pasó con tu hermana y con nuestros amigos?

Niega de nuevo, esta vez luce desesperado, golpeado, pero no me importa. Ahora que lo tengo de frente y que tengo la oportunidad para reclamarle por eso, no quiero desaprovecharlo. No es justo que haya vuelto a caer en lo mismo, aún después de todo lo que hemos perdido. No es justo que después de tantos problemas, de tantas pérdidas, él siga sin entender.

Antes me había hecho creer que de verdad le importaba tres kilos de mierda los negocios a los que se dedicaba con Arthur, antes me había hecho creer que sólo lo hacía por el dinero y que de verdad lo hacía para salvar a su hermana de todo lo malo que los había estado persiguiendo desde que ambos eran niños, pero ahora... Ahora no reconozco a este sujeto. No reconozco al hombre que ha preferido ocultarse y aliarse de nuevo con personas que sólamente saben crear catástrofe para los demás.

Él lo vivió, él... pagó esas consecuencias con la vida de su hermana y con la del hijo que ella esperaba.

No...

No voy a creerle más a esa mirada, no voy a dejar doblegarme por ella, no importa lo que sea que trate de decirme ahora.

— Lilo... Maldición, ¿pero q-qué...? ¿Qué es lo que sabes? ¿Por qué tú...?—

— No tengo por qué darte respuestas, no después de lo que tú... — Niego, dando otro paso hacia atrás. Las lágrimas me han ganado, noto cómo todo él se desencaja al verlas, pero eso sólo hace que la frustración crezca dentro de mí —. De lo que tú has hecho al ocultar tanto, por tantos años.