Capítulo 24

Buenas noches, les dejo el capi 24 que es como un interludio.

Perdón el retraso me ha estado costando escribir y hoy  he tenido un día tremendo , de esos en los que necesitaría un Gabriel o un Leonard y un paseo por Dorset, pero quería dejarles algo.

Cuídense

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Las madres de ambos les habían dado bastante libertad pero habían sido intransigentes en lo referido a los compromisos sociales, así que Beth y Gabriel se habían visto arrastrados a cada evento que se había producido en la comarca. En general trataban de ver el lado bueno que era pasar tiempo juntos, aunque al estar rodeados de personas debían mantener las normas sociales.

En esta ocasión habían sido invitados a la fiesta anual de la Baronesa de Suffolk, y dado que había también una cacería, Beth se resistía a ir. Sin embargo su madre había insistido, hasta que ella y Josephine no habían tenido más opción.

Le había expresado su fastidio a Gabriel.

-Podrías llevar tu arco – había sugerido bromista y luego había notado que ella en verdad lo estaba considerando- Beth...

-Tú me diste la idea – respondió

-Pero tu madre jamás me lo perdonaría- le advirtió preocupado.

-Es verdad- suspiró ella. Su madre estaba siendo muy sensible respecto a los eventos sociales, básicamente temía que cualquier desaire o escándalo arruinara la boda de su hija, Beth lo sabía , pero eso no evitaba que a veces quisiera rebelarse, como esta vez que en el paquete venía incluida una cacería.

Aún así habían ido a la fiesta, Gabriel había sido fiel a su palabra y no había participado de la sesión de caza, aunque habían tenido poco tiempo juntos porque él se había quedado charlando de negocios con otros hombres que no habían participado del brutal entretenimiento y ella había sido reclamada por un grupo de amigas que querían saber sobre los preparativos de la boda. Así que Gabriel se había quedado al aire libre, su madre estaba tomando el té con un grupo de señoras y ella y Josephine estaban en el salón principal primer piso.

Su hermana se había alejado hacia los ventanales, le resultaba extraño que la predisposición de Jo para participar de los eventos sociales en los años anteriores hubiese desaparecido tan repentinamente como había llegado, pero se sentía satisfecha con que ya no se viera triste, así que la dejó tranquila y se concentró en la charla con sus amigas.

Casi había olvidado donde estaba hasta que la suave música del piano se mezcló con los sonidos de disparo, su arco parecía insuficiente ante aquella barbarie.Se preguntó si no estaban cansados de tanta violencia que la habían convertido en deporte. De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por el tumulto que se produjo en el salón.

Josephine se había desmayado, y un joven presente la había socorrido llevándola hacia un sillón. Corrió hacia ella asustada "¿Estaría enferma?" Sintió un nudo en el estomago y los segundos que tardó en llegar a su lado fueron una eternidad.

-¡Josephine, Josephine despierta!- la llamó y la aludida entreabrió levemente los ojos –Querida, ¿estás bien? –Preguntó sosteniéndole la mano y la vio asentir levemente- Iré por mamá- dijo preocupada y salió de prisa. Se encontró con su madre y con Gabriel en el camino, ya habían sido alertados, también la Baronesa que había ido a buscar a su médico personal quien estaba participando de la cacería, el chisme parecía ser más rápido que ella, y por una vez, Beth lo agradeció.

-¿Cómo está tu hermana?- le preguntó su madre

- Ha reaccionado y creo que está bien, un joven la asistió- musitó angustiada. Gabriel llegó hasta ella y le tomó la mano para darle ánimo. Su madre se apresuró a entrar en el salón e ir hacia su hija.

-Tranquila, Josephine estará bien – le dijo Gabriel y ella le creyó.

La Baronesa ofreció su habitación para que Josephine descansara , el médico dijo que estaba bien, que probablemente era cansancio o quizás la cacería la había alterado si es que tenía una constitución delicada. Tanto Beth como su madre debieron contener los comentarios al respecto, fuera lo que fuera que le había sucedido a Josephine no se debía a una constitución delicada, podía ser extremadamente sensible pero al mismo tiempo, era fuerte.

-¿Estás bien? ¿De verdad no quieres ir a casa? – preguntó Beth cuando su madre se retiró con el médico.

-Me quedaré a descansar aquí, creo que es mi única oportunidad de disfrutar de la habitación de la baronesa y de ser el centro de atención, imagino que estás todos hablando de mí.

-Digamos que animaste un poco el ambiente.

-Seguramente están elucubrando teorías al respecto, por ejemplo que quiero opacarte- dijo con voz amenazante par hacer reír a Beth, no había querido preocuparla.

-Jo, es raro que te desmayaras, ¿qué sucedió?

-Un escape.

-¿Querías escapar de la reunión? No lo hiciste por eso, ¿verdad?

-No, no, digamos que mi cuerpo quiso escapar...algo así...pero ya estoy bien, no debes preocuparte. De verdad, descansaré un rato y luego volveremos a casa cuando todo se calme.

-Es una suerte que Leonard Knigth te auxiliara, mamá le agradeció que te ayudara. Gabriel dice que es muy amable, parece caerle bien.

-Sí, fue una suerte – respondió Jo -¿Qué te parece si me dejas descansar?

-Es verdad, estoy hablando mucho, descansa. Cualquier cosa haz sonar eso – dijo señalando la campanilla que habían dejado a su lado.

-Creo que no, me asusta pensar quién aparecerá si la hago sonar comentó y Beth sonrió, parecía estar bien.

-Sigo creyendo que deberíamos irnos, no entiendo por qué mamá y tú insisten en quedarnos más tiempo.

-Porque irnos a casa haría que todo fuera más dramático, si nos quedamos un rato más y ustedes disfrutan de la encantadora velada, el chisme morirá más rápido.