Capítulo 29

Beth tenía un gran despliegue de vestuario en su habitación mientras intentaba decidir qué vestido usar el día del baile, miró ceñuda a su hermana que estaba sentada en el sillón y que estaba distraída en lugar de prestarle la atención que ella reclamaba. Nunca había sido indecisa, pero quería estar deslumbrante y no sabía cuál elegir.

-¿Qué vestido vas a usar, Jo, ya lo decidiste?- le preguntó a su  hermana para llamar su atención

-No, no aún. Digamos que no está entre mis prioridades.

-Quizás deberíamos conseguir vestidos nuevos, todas están haciéndolo porque un evento de las Bowman es el destacado de nuestra temporada, mamá sugirió que vayamos a elegir telas, aún estamos a tiempo – dijo suavemente, sabiendo que su hermana se negaría.

-Tenemos muchos vestidos bonitos y no necesitamos destacar. Tú estás comprometida, y hasta  Hades en el inframundo sabe que yo prefiero pasar desapercibida- respondió Jo enfáticamente y eso la hizo sonreír.

-¿Entonces descartamos el color rojo? – preguntó Beth traviesa.

-Absolutamente, aunque estoy segura que serán las Bowman quienes, hagan lo que hagan, llamen la atención, no necesitaré vestirme de rojo para entretener a los chismosos de Dorsetshire.

-¿Y algún otro plan para entretenerlos?- preguntó. Casi estaba tentada de retar a su hermana para que tratara de escandalizar a Dorsetshire, pero no lo hizo.

-Solo buscar un lugar tranquilo y esperar que termine- respondió Jo con un extraño tono lacónico .

-Jo, quiero que seas feliz- expresó Beth de pronto, no supo bien de donde había salido aquel sentir, pero ahí estaba, la necesidad de que Josephine fuese tan feliz y amada como lo era ella.

-¿De qué hablas? Soy feliz.

-No, no del todo. No como antes. Desde nuestras vacaciones pasadas en el mar siento que algo no está bien, pero no adivino qué, y no me lo dirás tampoco. Últimamente has vuelto a ser un poco más como tú misma, pero  no del todo- trató de explicarse en un rapto de sinceridad.

-Beth, soy feliz como siempre.

-No completamente, sé que en Dorset no podría lastimarte nadie ,¿verdad?, pero aún así no puedo evitar sentir que estás herida. Y yo quiero que seas feliz, pero no a medias, sino completamente.

-Estoy bien, no tienes que preocuparte por mí.

-¿De verdad, Jo?- insistió sabiendo que su hermana le quitaría importancia.

-Estoy bien, y si tú eres feliz soy capaz de usar el vestido rojo- respondió sonriendo

-Eso me alarmaría mucho más- respondió Beth notando que su hermana quería cambiar el tono de la conversación. Así que lo dejó pasar, quizás ella estuviese exagerando.

Los días previos al baile, Beth se dejó envolver por la emoción de los preparativos como la mayoría de las jóvenes de Dorset,  salió a visitar a algunas de sus amigas, vieron telas y accesorios.

Gabriel no se mantuvo ajeno y le regalo unos preciosos zapatos que, obviamente, había encargado con antelación.

Finalmente tanto ella como Jo habían conseguido  vestidos nuevos, su hermana le había dado el gusto porque sería , muy probablemente, su último gran evento como soltera.

El baile de las Bowman solía  cerrar la temporada, en invierno habría veladas y reuniones, pero ningún gran baile.

Así que el día del baile, Beth tenía un precioso vestido de seda de un dorado parduzco con delicados bordados de pájaros en el busto, y usaba los aros que Gabriel le había traído de obsequio

Josephine tenía un vestido color aguamarina con mangas de encaje y flores bordadas en un tono verde más oscuro, semejante al de sus ojos.

-Suéltate el cabello, Jo- insistió mientras se preparaban.

-No, me gusta así – discutió ella mientras se lo trenzaba.

-Entonces déjame que lo adorne un poco, tienes un cabello tan precioso Josephine y siempre lo llevas recogido, excepto cuando vagas por los bosques. De verdad sospecharé que estás de novia con un Rey Elfo y vas a su encuentro con el cabello destrenzado y los pies descalzos. Y que te ha hecho jurar que no dejarás que ningún mortal vea tu cabellera- la molestó ella, pero casi pudo imaginarlo. Su hermana tenía una cabellera preciosa, pero siempre la llevaba recogida en aquellas trenzas que cruzaba sobre su cabeza.

-Estás leyendo demasiado romance- la censuró

-Eres tú la que siempre ha leído demasiado- discutió Beth mientras traía un collar de perlas y empezaba a trenzarlo con destreza en la cabellera de Jo- Y antes que me digas algo, no son perlas reales, madre  no me dejaría  usar sus perlas así y sé que tampoco son de tus favoritas, pero sería inapropiado  ponerte flores. Esto servirá- dijo y remató  adornándole las orejas con unos pendientes de esmeraldas- Te ves preciosa, sería mejor si pudieras lucir tus ojos , pero me temo que sin gafas terminarías en problemas

-Gracias- dijo observándose en el espejo. Beth en verdad tenía un sentido de la belleza exquisito, aquello que ella tocaba, fuera la decoración de la mesa o un peinado, se transformaba.

Estaba arreglada para el baile, pero al mismo tiempo no dejaba de ser ella misma-

 Y quien debería tener a una corte élfica a sus pies eres tú, de verdad te ves hermosa, Beth- la elogió con sincera admiración Jo.

-Me conformaré con tener hechizado a uno solo, con que Gabriel piense que me veo hermosa, me basta- dijo y era verdad, siempre le había gustado arreglarse, pero ahora lo había hecho imaginando  la mirada de su prometido

-Creo que volverá a enamorarse.

-Eso espero – respondió sonriendo feliz. Esperaba poder volver a enamorarlo cada día de sus vidas.

Tan pronto llegaron al baile, Gabriel se reunió con los Lawrence.

-Te ves hermosa- dijo escuetamente a Beth luego de saludar a sus futuros suegros y cuñada. Pero su mirada dijo muchísimo más.

Luego la invitó a recorrer el salón, estaban tan absortos el uno en el otro que ni notaron que Josephine se escabullía.