18.- EL REGRESO DE LA MADRE

El tiempo se había convertido en mi aliado. Con mi madre ausente, cada día era una oportunidad para demostrar mi nueva madurez. Mis notas en la escuela habían subido, mi manga estaba casi listo para su primera exhibición, y la casa, por primera vez en mi vida, se sentía como un hogar, no como una prisión. Había encontrado mi voz y mi lugar en el mundo.

Una tarde, mientras dibujaba en mi habitación, escuché un ruido en la puerta. Pensé que era el tío Mario, pero cuando abrí, vi a mi madre parada allí, con una maleta en la mano y una sonrisa cansada pero feliz en el rostro. Había regresado antes de lo esperado.

La abracé con todas mis fuerzas, y en ese abrazo, sentí que la soledad que había sentido se desvanecía. “Mamá, te extrañé”, le susurré, y por primera vez, no era una mentira.

Ella entró y miró a su alrededor. Vio la casa, impecable, y luego mi manga, que estaba sobre la mesa de la sala. Se acercó a él y lo hojeó. Vio mis dibujos de la Convención de Amanda, y luego el dibujo de mi padre. Su rostro se suavizó, y sus ojos se llenaron de lágrimas. "Amanda", susurró, y la palabra se sintió como una bendición.

Esa noche, mientras cenábamos, le conté sobre mis metas, sobre mis notas, sobre mi manga y sobre mi conversación con Laura. Ella me escuchó con atención, y cuando terminé, me tomó de la mano. “Hija, estoy tan orgullosa de ti. La mujer fuerte que te crié está aquí, sentada frente a mí”.

Las semanas siguientes fueron una bendición. Mi madre regresó a su trabajo, pero la relación entre nosotras había cambiado. Ya no era de autoridad y rebeldía, sino de respeto mutuo. Me veía no como una niña, sino como una mujer, y yo la veía no solo como una madre, sino como una mujer fuerte que había luchado por sus sueños.

Mi viaje a la madurez no había sido fácil, pero el resultado era más gratificante que cualquier fiesta de quince años. Había perdonado, había crecido, y había encontrado mi camino. La niña que se había escondido del mundo, había emergido como una mujer. Y esta mujer, era la verdadera heroína de mi historia.