Capítulo 17. Vivir mi vida, laralala

POV. Alexa

Estas estupideces solo me pasan a mí.

A pesar de que, para el momento en que llego a la estación, ya soy amiga de los que me trajeron en la patrulla, deben seguir el procedimiento y no dejarme salir hasta que Alex venga a buscarme.
Y, siendo que está en el hospital, esto me tomará unas horas.

—¿No tienen nada de comer? No desayuné.

Ernesto, uno de los agentes, me ofrece un poco de fruta picada.

—¿No tienes algo más pesado? ¿O alguna cocina?

—Estás detenida, Alexa. No puedes andar por la delegación así como así.

—Si me llevas no hay problema, ¿o sí? Vamos, tengo que tener fuerzas para aguantar la regañina de Alex.

—Ese esposo tuyo no se aburre contigo, ¿o sí?

—No creo que le dé chance de hacerlo.

Minutos después…

—Pon una de Marc Anthony.

—¿En serio necesitas música para cocinar?

—Obvio, ¿quién no?

Mientras cocino, intento explicarle a Ernesto cómo se baila correctamente la canción Vivir mi vida.
Pero no tiene caso. El pobre tiene los pies cruzados.

—¿Qué es esto, Ernesto?

La voz grave del capitán nos hace girar.

—Mi capitán, disculpe.

—¿Y la señorita?

—Está detenida.

—No la veo muy detenida, cabo.

—Es que… es un malentendido, señor. Sin querer pateé a Alex en la cara esta mañana e intenté llevarlo al hospital, pero Ernesto cree que lo golpeé yo.

—¿Cuál es su nombre, señorita?

—Alexa.

—¿No es su esposo Alex?

—Sí, ambos compartimos el nombre.

El capitán suspira, seguramente preguntándose qué clase de pareja somos.

—¿En qué hospital dice que está su esposo? Lo mandaré a buscar. Quiero ver esta explicación.

—Claro, pero mientras… ¿quiere desayuno?

Ofrezco con una sonrisa, en pijama y con el pelo despeinado, en medio de la estación.
Porque, ya qué.