Sorpresa

Merri Bastien despertó luego de un sueño reparador.

Desde que tenía conciencia de estar solo en la misma casa con Margot, no lograba conciliar el sueño y ella lo tenía ejercitándose todo el tiempo; sintió una respiración a su lado y lamentó no tener su taser a la mano ni hablar de la glock con silenciador, aunque la lucha física le provocaría dolor en el hombro, por suerte, la risita traviesa que escuchó provenía de alguien conocido.

Aquello le resultó demasiado raro.

―Sí que eres un dormilón.

Él se relajó al tenerla recostada boca abajo a su lado, pataleaba con las piernas alegremente; eso no le quitó el bicho de que algo podía andar mal, ella no era así.

―Margot… ―exclamó preocupado.

Ella sonrió de oreja a oreja.

―Nada de Margot y ya que tocamos esa palabrita… ―Rebuscó algo en el suelo y le enseñó una bolsa de una boutique―. Te compré un bañador y no te preocupes, que no iremos a la playa, hay una piscina que van a inaugurar el sábado. Nadie ha nadado en ella. ¿No es genial?

Él estaba sorprendido―. Yo tengo un bañador. ―También estaba un poquito desconfiado, quiso coger la bolsa, pero ella la apartó.

―Nada, nada, ya lo compré. ―Luego reparó en algo― ¿Será que Eli dejó las maletas mezcladas? ―Merri la miró confundido―. Es que pensé que era la basura de Eli y tiré varias cosas, sería imposible guardarlas aquí y la casa de Robin no es un clóset, debí sospechar que la ropa metida en bolsas aislantes era tuya.

Ella sonrió con perversidad.

―Elías no sabe nadar. ―Margarita se encogió de hombros―. Tiraste mi ropa de baño hecha de neopreno especial ―La acusó más sorprendido que enfadado.

―Es bueno saber que el oficial Bastien sabe nadar. ¿Por qué trajiste un bañador?

Aquello le resultaba demasiado curioso.

―Siempre estoy preparado.

Ella sacudió la bolsita frente a él.  

―Con todo el esfuerzo que me ha costado encontrar una tienda online que venda ropa para ti.

Un puchero se asomó en sus labios y Merri cayó rendido en su trampa mortal, aun sin saberlo realmente.