Un viaje de ensueño

El viaje en avión pasó sin mayores novedades, gracias a mi precaución de dejar siempre mi pasaporte, junto a mi sobredosis de clonas, en caso de que tuviera que tomar un vuelo de emergencia para disuadir del suicidio, a un vampiro con problemas emocionales. 

Con el efecto de las pastillas, en su apogeo, comenzaron a llegarme mensajes desde Fazebook. 

Sonriendo como idiota, tecleé una respuesta que mezclaba idiomas y faltas de ortografía. 

—¿Quién es él? —Preguntó Alice inclinándose para mirar la pantalla con detenimiento. 

Oculté la burbuja de chat e ingresé hasta el perfil del turco. 

—Es Hassan. —Respondí revisando las fotos subidas recientemente. — Awww, me extraña. —Comenté a propósito del mensaje que acababa de recibir. 

—¿Por qué dice que hace tiempo no le envías fotos de tus pies? 

—Porque le gustan las patas. —Dije encogiéndome de hombros.  

“Y como entré a robar a tu casa, he tenido botado el onlipatas” Agregué para mis adentros. 

—Cuando lleguemos a Turquía, nos casaremos y tú serás nuestra testigo. —Alice frunció el ceño, haciendo una cara graciosa. — No... serás mi dama de honor... Le diremos a Hassan que te compre un vestido hermoso... No más lindo que el mío... Espera —Dije extendiendo el índice. — Le avisaré que vamos para allá y que te compre el vestido... rojo. El rojo te viene bien... 

—No vamos a Turquía Julieta. —Su tono de reproche era gracioso también. 

Toda ella era graciosa. 

¿Cómo que no íbamos a Turquía? 

Viajábamos en primera clase, en esos sillones reclinables de cuero y esas elegantes copas de champán, transparentes y alargadas que reflejaban arcoíris. 

—Le podré tu nombre a una de mis tres hijas en tu honor... —Continué arrastrando las palabras. — Pero no le cuentes a Edward... dhino. ¿Ahora es brasileño? 

Alice hizo una cara aún más graciosa que la anterior y comentó algo de la Lambada.  

¿O dijo drogada? 

—Tendremos diez hijos. —Continué, ignorando sus reproches. —Se llamarán: Hassan Junior, Onur, Serkan, Volcan, Asia, Derin, Sherezade, Mustafa, Fatmagul, mmmh... ¡Ah sí! Yekta... Ese será neurocirujano, Derek... Y la menor será Alice, porque está chiquita, como tú. 

En el intertanto, una chica alta y bien vestida, inclinó el asiento en un ángulo gracioso y me pasó una manta. Me acurruqué, mirando como el techo del avión iba oscureciéndose.