Capítulo 1

PARTE 1

Capítulo 1

Tres años después...

—   Señorita, le dije con crema batida –dijo una señora que extendía su café apurada.

—   Oh si, disculpe –rápidamente tome su café y le dije a Maggie que si le podía poner un poco de crema y que le pusiera chispas de chocolate.

Últimamente estaba un poco distraída, los exámenes se aproximaban y en el departamento había una fuga de agua. Nicholas ya se había ido porque hoy trabajaba medio turno y le envidie un poco.

Nathan me dijo que pasaría por mí en unos treinta minutos que era mi hora de salida, habíamos quedado en cenar para poder celebrar nuestro aniversario. Sinceramente estaba muy cansada apenas en la tarde había podido estudiar, no me agradaba su idea de adelantar este día, pero Nathan iba a salir de la ciudad el mismo día que nosotros cumplíamos tres años y para no perderse la celebración ideo un plan.

Cuando por fin pase la tarjeta en el checador, el señor Tobías, hermano del señor Watson me dijo que subiera a verlo.

Al entrar el olor a tabaco se hizo presente, sinceramente me agradaba ese aroma aunque a mí no me gustara fumar.

—   Felicidades Raven, hoy eres la empleada del mes –dijo y me emocione demasiado.

—   Gracias señor Tobías –dije y el no evito sacar una sonrisa.

—   De nada Raven, me alegro que sigas trabajando para mí, aún recuerdo cuando viniste con Nicholas –dijo y no evite sonrojarme.

—   Sí, lo recuerdo.

—   Como sabes... aquí está tu premio mensual (por ser la empleada del año) y ahora tu premio de este mes –dijo dándome un sobre.

—   Muchas gracias señor, últimamente me he gastado un poco mis ahorros –dijo y asintió con la cabeza.

—   No te preocupes Raven, ve y reparte las propinas que ya sabes que eso te toca a ti y date dos días de descanso, que necesitas estudiar –me sonrió y rápidamente me pare de la silla y le di un abrazo.

—   Usted tan amable –me separe de él. –Gracias por escucharme señor, nos vemos en tres días. –dije y él se puso a pensar. –Si no lo recuerda el día domingo es mi día libre.

—   Lo olvide, nos vemos el lunes.

—   Hasta luego señor.

Salí de su oficina y cuando llegue la tienda ya estaba cerrada, solo quedaban los empleados, tomé el bote de propinas y empecé a contar el dinero.

Hoy habíamos reunido muchísimo y eso me hizo sentir muy feliz, porque necesitaba comprar los libros para el siguiente semestre y sinceramente no eran baratos.

Cuando termine de repartir el dinero en partes iguales, me despedí de todos y salí por la puerta de atrás, mire el reloj y empecé a buscar en la calle un auto reconocido.

—   Raven –dijo una voz y no evite sonreír. –Hola princesa.

—   Hola cariño –rápidamente me capturó entre sus brazos y me dio un beso en la frente.

—   ¿Me extrañaste? –pregunto y le mire con una ceja arriba.

—   La verdad... si, últimamente el trabajo está más pesado, por alguna razón en esta época llegan muchas personas a comprar café –me soltó y se empezó a reír.

—   Hay Raven. Ven vamos a comer algo –dijo y rodeo mi cuello con su brazo.

Llegamos un restaurante italiano que estaba cerca de mi trabajo a Nathan le encantaba ese lugar.

Sinceramente ya me daba igual cómo me veía, al fin y al cabo al que le gustaba era a Nathan. Con mi premio de puntualidad y con unos ahorros que tenía para este momento, le compre un reloj que tanto quería. Nathan había sido un buen novio, el principio fue muy difícil, porque yo no estaba acostumbrada a esas muestras de cariño, pero ya todo estaba tranquilo y hasta podría decir que se sentía bien.

A mitad de la cena Nathan me tomo la mano y yo lo mire confundida.

—   Deberías de pensar otra vez venirte a mi departamento –dijo y le mire enojada, ya habíamos discutido eso, pero al parecer él seguía sin entender.

—   No puedo... ya te dije porque –dije un poco molesta.

—   Pero es que quiero tenerte más cerca de mí –bueno omitan la parte de que había cambiado en ese aspecto.

—   No voy a dejar a Nicholas, punto –me miro molesto y quito su mano de la mía.

—   No voy a entender por qué el siempre esta primero que yo –dijo y yo gire los ojos.

—   Nadie está primero que nadie, ambos son importantes, pero simplemente y siendo sinceros... no quiero irme –le confesé y me miró un poco decepcionado.