Somos demasiado jóvenes para dejarnos morir

Mara tiene apenas veinte y cinco años, pero el cansancio que arrastra parece haber vivido varias vidas.
Alguna vez fue promesa, excelencia, la hija ejemplar, la profesional con potencial. Hoy es una joven que mira al techo en silencio, intentando respirar sin que le duela. Tras dejar el trabajo que tanto le costó conseguir, y desde de una pausa forzada, Mara comienza a redescubrir lo que significa estar viva, sin necesidad de estar corriendo todo el tiempo.
Entre amaneceres, paseos nocturnos, cartas que nunca envió, y la compañía inesperada de personas que no buscaba, empieza a entender que sanar no es volver a ser la misma, sino permitirse ser distinta.
Una historia íntima y feroz a la vez, sobre el amor cotidiano… y la esperanza silenciosa de quienes no quieren rendirse del todo.