Capítulo 13 — Justo cuando pensaba buscarte

Aelina no sabía qué iba a decirle exactamente.
No había ensayado un discurso, ni escrito una nota, ni pensado en una entrada triunfal. Solo sabía que ya no quería seguir huyendo.

Se había vestido sin arreglarse demasiado, pero con intención. Un pantalón claro, blusa suelta, el cabello semirecogido… lo justo para parecer natural, pero no desinteresada.

La decisión estaba tomada: hablaría con él.

Sin excusas.

Sin rodeos.

Sin promesas imposibles, pero con todo lo que su corazón tenía contenido desde hacía años.

Tomó el carro, condujo hasta su vecindario y estacionó cerca, sin anunciarse. Iba a tocar la puerta. Iba a mirarlo a los ojos y decirle que se quedó con él en la piel, y no solo por la noche que compartieron, sino por todas las veces que no se atrevió a quedarse antes.

Pero al bajar… lo vio.

Y no estaba solo.

La niña estaba jugando en el patio delantero con una mujer. Morena, delgada, de cabello corto, con esa presencia que se nota aunque no diga nada. La mujer se reía con la niña, le acariciaba el rostro y, en un momento, lo miró a él… como quien alguna vez lo amó o aún no lo olvida.

Él estaba allí, con los brazos cruzados, observando a ambas con una expresión difícil de leer. No sonreía. No hablaba. Pero tampoco se veía incómodo.

Aelina sintió cómo se le apretaba el pecho.
No porque lo viera con alguien más, sino porque no sabía quién era esa mujer… y en ese instante, todo el valor que había juntado comenzó a tambalearse.

Volvió al carro. Se sentó. No encendió el motor. Solo respiró.

Tal vez no era el momento.
Tal vez sí.

Pero lo que no iba a hacer esta vez era suponer.

Sacó el celular. Temblaba un poco, pero escribió.

> “Estoy afuera.”

Pasaron segundos que se sintieron como años…
Hasta que él contestó.

> “Lo sé. Estaba por escribirte.”

Aelina miró la pantalla. Sonrió, apenas.

Porque esta vez, no era ella la única que quería quedarse.