Sinopsis

Christopher no tiene padre, pero tiene una madre que cumple ambos roles.

Él tampoco tiene mascota, pero le gusta tratar a su hermano mayor como si fuera una.

Y definitivamente no tiene hermana, pero siempre vio a su amiga como a una melliza.

Así que, en pocas palabras, Christopher tiene todo lo que alguna vez deseó. Sin embargo, hay cosas que uno no sabe cuánto desea hasta que otro parece tenerlo. Y es lo que le sucede a Chris cuando ve cómo, poco a poco, su melliza empieza a alejarse. Recién entonces se percata de que ellos tienen sangre distinta y que, en algún momento de su vida, ella dejó de ser la niña que corría por las calles junto a él fingiendo ser personajes de historietas.

Santana ya no es una niña con capa pretendiendo ser heroína y él ya no es un villano guapo que simula robar tiendas en Castacana. Ya no, al menos no en su imaginación. No obstante, en el fondo, Chris sabe que sigue teniendo características de villano. Porque, aunque jamás quiso ser el malo de la historieta, él quiere robarle muchas cosas a su amiga.

Y lo primero en la lista es algo que prometió jamás pedir: un beso.