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No sabía que ponerme.

Hacía tanto tiempo que no iba a una cita. Creo que si no me equivocaba hacían 5 meses desde que tuve la última cita.

No fue realmente buena, pero al fin y al cabo era una cita. Desde hace un tiempo vivía con el miedo constante de quedarme sola, así que solía salir con muchos chicos, esperando que alguno de todos esos chicos fuera el correcto.

Ninguno lo era. 

Tomé mi vestido rojo, até mi cabello en una prolija cola de caballo y tomé mis tacones blancos. Me coloqué poco maquillaje, nunca me gustaba usar mucho maquillaje, pensaba que exageraba demás ciertos aspectos de la mujer. Había personas que exageraban con el maquillaje y cuando las veías sin este eran personas totalmente distintas, con maquillaje se veían hermosas  y perfectas, sin él se veían...humanas. Pero no a todos les sentaba bien lo humano.

Alguien llamó a la puerta y asumí que era Lewis.

La abrí y efectivamente era él quien estaba detrás de esta, llevaba una camisa blanca sin corbata, saco negro, zapatos y pantalón a juego. 

Se veía realmente bien y para no perder la costumbre me hacía sentir insegura.

—Te ves bien—dijo mirándome de arriba a abajo—Hasta diría que mejor que yo.

—Gracias—sonreía tímidamente. Aún me incomodaban este tipo de cosas.

— ¿Lista? 

—Lista—dije tomando su mano.

Salimos del hotel y nos subimos a un auto, que asumo que había alquilado.

Silbé por lo bajo

—Que preciosura.

Juro que si pudiera haber grabado su cara lo hubiese hecho.

—No...No sabía que te gustaban los autos—susurró algo incrédulo.

 
—Parecerá imposible pero aún hay cosas que no sabes de mí.

 
—Las descubriré.

 
—No lo creo. Desde hace un tiempo he construido una especie de armadura, nadie puede entrar, nadie puede invadirla. 

—No me subestimes.

—No lo hago, solo digo la verdad—me encogí de hombros y me coloqué el cinturón de seguridad— ¿Adónde iremos?—dije intentando cambiar de tema.

—Primero iremos a cenar, luego al cine y luego a alguna discoteca.

—Veo que tienes todo fríamente calculado.

—No me gusta improvisar.

—Yo no lo llamaría improvisar...lo llamaría ser espontáneo.

— ¿Ser espontáneo? 

—Ser espontáneo—repetí.

Se acercó a mí, me tomó de la nuca y comenzó a besarme. No sé por qué, ni por cuanto tiempo solo sé que me gustó y que lo disfruté...mucho.

— ¿Eso te pareció lo suficientemente espontáneo? 

Avergonzada asentí.

—Bien. Ahora iremos a comer .Muero de hambre.

No quiso decirme donde iríamos, supongo que para no matar el factor sorpresa  para disfrutar más de mi cara de sorpresa al ver que me llevó a un lugar de comida rápida.

La cara de la gente que estaba allí y que nos vio llegar vestidos así era impagable.

Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana.

Al instante un joven camarero se nos acercó.

— ¿Que tomarán esta noche? 

—Dos especiales del día, por favor—dijo Lewis.

El especial del día eran dos hamburguesas grandes, con papas fritas y una gaseosa extra extra large. 

— ¿Te puedo preguntar algo? 

—Claro.

— ¿Porque me trajiste aquí? 

Se acercó más a mí cómo si no quisiera que los demás se enteraran.

—Quería salir de la rutina y que esto fuera especial, que esta noche fuera inolvidable. Siempre llevo a las chicas a lugares elegantes, esta vez quise hacer algo fuera de lo común—dijo dibujando unas comillas en el aire—Es lo que te mereces. Tú eres algo fuera de lo común y especial y espero que esto sea lo suficiente bueno para ti. Si no lo es así, me sentiré muy fracasado y entenderé si no quieres seguir con esto.

—Nunca podría hacer eso.

— ¿Por qué? 

—Porque siempre quise que esto pasara. Llevo más tiempo del normal esperando que esto ocurra de nuevo. Llevo esperándolo desde ese día. Espero que esta vez lo hagamos bien.

El mozo llegó con nuestra comida.

—Que disfruten—dijo y se alejó de la mesa.

No le prestamos atención. Estábamos mirándonos a los ojos con mucha concentración.

Tomó su vaso de gaseosa y lo levantó para chocarlo con el mío.

—Por un nuevo comienzo.

—Por un nuevo comienzo —repetí mientras chocaba mi vaso con el suyo.