- ¿Que es esto? - descubrió mi mano donde estaba la marca. - ¿Quien te hizo esto? - me miró fijamente.
- Fui yo mi señor, le puse un hechizo a su mano para que cuando ella alcanzara cierta edad la marca se le apareciera. - explicó Bellatrix.
- ¿Quien te dio la autorización de hacer eso? - se acercó a ella.
- Supuse que era lo que usted quería, que su hija se uniera a usted.
- No Bellatrix, lo que menos quería era que mi hija terminara involucrada. - me miró nuevamente.
- Mi señor... Yo solo lo hice por usted. - mi padre le soltó una bofetada.
- ¿Entonces qué tanto hiciste con ella en mi ausencia? Te pedí una cosa tan insignificante, cuidarla, te quejaste de que siempre se escapaba de la casa para irse con un chico y ahora entiendo el porqué lo hacia.
- Mismo chico al que le quitaste la vida, no se compara lo que sufrí con esa loca a lo que tu hiciste.
- ¿De que chico me hablas? - se me acercó.
- Cedric Diggory. - le respondí. - Acompañaba a Harry Potter el día de tu regreso.
- Ya recordé... ¿era amigo tuyo? - pude notar el sinismo en si voz.
- Era más que un amigo para mi. Fue él único capaz de comprender que yo no era igual a ti. - me acerqué a él amenazante.
- ¿No tendrás en mente vengar su muerte o si? - lo miré furiosa. - No justifico la acción de Bellatrix, pero te has quedado sin opciones. - me tomó del mentón con fuerza. - Ahora eres parte del ejercito del mago más tenebroso de todos los tiempos. Yo. - me soltó. - Será mejor que te despida de tus amistades que puedas tener de lado de Harry Potter o terminaran igual que tu querido Cedric. - automáticamente pensé en los Weasley. - Bien querida puedes irte. Ahora tengo un tema a tratar contigo jovencito. - se acercó a Draco.
Subí a la habitación y me encerré. Me deslice por la puerta hasta sentarme en el suelo. "Lo lamento chicos" pensé en Fred y George, no podría asistir a la inauguración de su tienda. Tenia tanta ganas de verlos que solamente tenía que superarlas, no podía ponerlos en riesgo a ellos y a su familia.
El llanto me invadió por algunas horas y más si Cedric se hacía presente en mi mente. "Todo fue mi culpa" abrace mis rodillas y llore con más fuerza. Tomé aquel álbum y lo abracé con fuerza. Lo abrí y comencé a verlo de nuevo. Ver a todos sonriendo y haciéndome feliz, me partió el corazón.
- Ahora solo son recuerdos. - susurre y mos lágrimas caían encima de las hojas.
- _______. - se escuchó por el otro lado de la puerta.
- No sé quién seas pero déjame sola.
*Narra Draco*
- No sé quién seas pero déjame sola. - pude escuchar su llanto.
- Soy Draco. - no respondió. - Abre por favor. Necesitamos hablar.
Quitó el seguro de la cerradura y abrió. Sus ojos estaban tan hinchados y sus lágrimas seguían recorriendo sus mejillas. Entré y cerré la puerta.
- Lamento... - hablé y rápidamente me abrazó.
También la abracé y pude sentir su tristeza. Entendía en miedo y ma tristeza que debía estar sintiendo.
- Draco no quiero hacerle daño a nadie. - me abrazo más fuerte.
- Tranquila... No lo harás... - tomé sus mejillas y la hice que me viera. - Perdóname por haberte dicho lo que dije. Tienes razón, tu no eres como él. - la besé. - Tanto me contaste lo que Cedric te decía y tiene tanta razón al decir que estás llena de bondad. - me sonrió. - Mi chica serpiente... - la abracé.
Logre hacer que se calmara y ya cuando estuvo un poco más tranquila, nos sentamos los dos en su cama. La vi ponerse sus collares y su pulsera.
- Me siento algo avergonzado de haberte regalado un collar sin magia, tal vez pude haber tomado la idea de Fred Weasley y ponerle un hechizo para que siempre estés feliz.
- Con tu sola presencia me basta para serlo. - senti como mi corazón enloquecia con ese comentario.
- Haré como que no escuché eso y que me volví loco. - me burle.
- Estas sonrojado. - bromeo y tocó mis mejillas.
- No lo estoy.
- ¿Por qué insistes en ocultar lo que sientes? - me preguntó y se acercó a darme un beso, cuando iba a besarla se alejó haciéndome que deseara besarla como si no lo hubiera hecho nunca. - No, primero responde. - pude notar su sonrisa burlona. La tomé del cuello y la acerqué para que me besara.
- Sé que es tu debilidad si te tomo así. - sonrió y la besé.
Esa manera de besar, me volvía totalmente loco. Me tomó de mi camisa pegandome a ella y levemente mordi su labio.
- ¿Y bien? - se separó un poco. - ¿Que sientes ahora? - recargó su frente en la mía.
- No me harás decirte Delphini...
- No me lo digas, no dejaré de insistir. - sonrió de lado.
"Me haces sentir loco" pensé...
(Días después)
*Narra _______*
Las vacaciones habían terminado, si, hoy definitivamente sería un día muy difícil. Esta vez Narcissa nos acompañaría am callejón Diagon.
Ya estábamos ahí y traté a toda costa de evitar a Tracey. A lo lejos pude verla y me regresé por otro lado.
- ¡Ya te vi _______! - me gritó y no me quedo más remedio que mirarla.
- Hola Tracey. - sonreí falsa.
- Tu y yo tenemos algo pendiente por hacer ¿o ya se te olvidó? - Narcissa me hizo una señal para que fuera con ella y Draco.
- Espera ya vuelvo. - le dije a mi amiga y caminé hacia ellos.
- Tenemos que hacer algo Draco y yo, ¿te vemos en la estación? - "por favor no me dejen" pensé.
- Está bien. - sonreí.
- Bueno, ahora nos vemos. - me dijo Draco y me besó tiernamente.
Ambos se fueron y yo me quedé sonriendo como boba.
- ¿Me explicas que fue eso? - me preguntó. - Mejor en el tren me cuentas, vamos. - jaló mi mano.
- ¿A dónde vamos?
- Draco Malfoy te hace daño, ¿olvidaste que hoy era la inauguración de la tienda de los Weasley?
- No Tracey... Solo que no puedo ir...
- ¿Tienes algún compromiso o algo así? No me digas Draco te dijo que no vinieras.
- No... Es solo que... - suspire.