XXIV: Adorar

Mariana tonta, estúpida, idiota, maldita, maraca, furcia.

Te quiero demasiado.

La escena de yo llorando mientras reía y sonreía como imbécil leyendo tu carta, tu carta hermosamente rota, tan tú. Es la primera vez que he llorado de felicidad, de verdad, lo que más anhelaba de ti era una de tus cartas. Como dije en otra carta, ver esa caligrafía tan tuya, letras iguales.

Así que oficialmente tu regalo fue el segundo mejor, porque el primero fue la bata que me regaló mi abuela, es que es fabulosa, ¿Verdad?

Hoy es mi cumpleaños, sí, estoy escribiendo esto luego de que se fueran, luego de casi matarme por culpa de mi idiotez crónica, sé que te vas a reír leyendo esta parte. Sí, mi pelo, lo sé.

Hoy me di cuenta, de que si me diesen a elegir de quien enamorarme.

Te elegiría a pesar de todo.

Te elegiría porque tu belleza espiritual e interior me ha enseñado cosas que nunca nadie haría, sé que hubo momentos malos, y que los habrá más aún. Pero es que.

No me importa.

Es encantador enamorarte de un ave, contemplar su vuelo en silencio, aunque al comienzo le cueste volar. Una vez en el cielo la vez fundirse con el viento, totalmente en paz.

La paz que me das es increíble, me siento totalmente libre contigo. Sé que cuando obtenga mi libertad te lo agradeceré, porque me diste a probar un poco de libertad, y aquello me dio fuerzas para luchar por la mía, las fuerzas que me faltaban.

Seré libre, lo juro.

Seré libre por mí.

Y de paso también por ti.

“Ave herida, emprende tu vuelo hacia el viento.”

Posdata: La profesora Ángelus es inteligente, nos ha leído a todos, sobre todo a ti. Créele cuando te dice que el aura que proyectas es genial, lo eres. Todo lo que ha pasado te ha convertido en lo que eres, eso no es ni malo ni bueno. Solo te hace alguien digna de admirar.

Posdata dos: Me gusta llamarte ave herida, espero que algún día solo sea ave.