Capítulo Veintiocho

Sabía que debía escucharlo, tenía que decirme la verdad de lo que, pero ese no era el momento. Negué soltándome de su agarre, me levanté de la cama y me acerqué a la ventana.

— Lo siento, pero puedes irte por favor. —dije apuntando hacia fuera.

— No me moveré de aquí hasta que me escuches, hasta que me dejes contarte como estuvieron las cosas realmente. —se sentó en la cama cruzándose de brazos.

Solté un suspiro y miré al techo.

— Mira Laín, no tienes por qué aclararme nada, de hecho, no somos nada para que lo hagas, ni siquiera somos amigos ni novios, podemos dejar simplemente todo, olvidarlo y hacer como si no nos hubiéramos conocido, sería más fácil para los dos.

Laín me dedico una sonrisa triste, al parecer lo que le dije no le había gustado.

— Lamentablemente pequeña no eres una chica a la cual yo pueda olvidar fácilmente y aunque lo fueras no quiero hacer eso. A pesar de lo que tú piensas yo quiero contarte las cosas, así que por favor Sofí escúchame, no soy de las personas que suelen rogar, pero si es el caso contigo lo haré, te rogaré hasta que me des la oportunidad de redimirme.

Cerré los ojos un momento.

— Ya que, está bien. —dije sentándome en la silla del escritorio, Laín asintió e iba comenzar.

— ¿Pero si la llegaste a acosar no?—pregunté de inmediato antes sin dejarlo siquiera hablar.

— Sofí...déjame primero contarte, ya después puedes preguntar todo lo que desees.

Asentí.

— Me metí a una especie de pandilla después de la muerte de mi hermano, teníamos una especie de grupo donde nos dedicábamos a cobrar por hackear ciertas páginas, o así, yo era muy bueno en eso y la pandilla lo sabía. Ahí fue donde conocí a aquella chica, nos hicimos muy buenos amigos en poco tiempo, ella me empezó a gustar y yo sabía que a ella también yo le agradaba así que nos hicimos novios, todo iba muy bien.

De alguna forma por lo que hacíamos ganábamos buen dinero, yo sabía que eso estaba mal, pero a pesar de ello seguí metido en ese mundo. A ellos no les bastaba con eso y en meses se fueron a cosas más grandes, fue ahí donde empezaron los verdaderos problemas. Cuando me enteré de lo que harían yo me retiré de inmediato.

— ¿Qué cosa harían? —pregunté y Laín se sonrió.

— Pequeña, te pedí que no me interrumpieras por favor.

— Lo siento. —dije levantando ambas manos.

— Empezaron a vender drogas, obviamente cuando entras a algo así es muy difícil que te puedas salir, pero para mi suerte yo si lo pude conseguir, aunque tenía una que otra amenaza a mis espaldas, la que quedo en todo ese problema fue aquella chica.

Llegó un momento en el que se quiso alejar, pero lamentablemente era muy tarde para ella. En una de esas ventas algo salió mal y la mataron, no la asesiné yo, los que provocaron su muerte fueron los de la pandilla, yo estuve ahí, yo lo vi todo.

— No entiendo, ¿entonces por qué Tiffany dijo que tú la acosabas y demás?

— Cuando andaba con Tiffany la relación no terminó nada bien, desde entonces se dedica a joderme la vida como si no tuviera nada mejor que hacer. Al descubrir aquello me chantajea con eso cada que puede.

— ¿Y las pruebas que le mostró a mi madre? —pregunté intentando asimilar lo que me contaba.

— Muchas de esas pruebas fueron alteradas para que pareciera que fue por mi culpa que ella murió. Como te dije estuve ahí, cuando ella falleció lo hizo en mis brazos, la policía llegó ¿y a quién crees que inculparon?

— Obviamente a ti.

— Exacto.

— ¿Pero ahí estaba también la pandilla no? O sea, tu podías hablar de los negocios que tenían así.

Laín negó.

— No era tan simple, de alguna manera había alguien dentro que los protegía a ellos. Yo sabía cosas, ellos no querían que hablara y simplemente me culparon de algo que yo no hice. Eso fue todo lo que pasó, de alguna forma solo intentan que yo haga algo más, para así poder ponerme en una celda, eso resto que les haya contado Tiffany son puros inventos de esa loca.

Una parte de mi quería creerle, pero por otra parte algunas cosas no me encajaban del todo, entonces me pregunté ¿Quién era realmente B'd Laín? La respuesta ante mi pregunta estaba clara, nunca lo sabría.

— Dime algo, ¿Tus padres te mandaron aquí por esa razón? Laín se quedó callado un momento.

— Algo así, eso pasó hace muchos años, pero como bien dicen el pasado siempre vuelve a ti.

Con esa respuesta tuve para saber que algo no me estaba diciendo, Laín era una caja llena de secretos. Me levanté de la silla y empecé a caminar alrededor de la habitación, aproximadamente 15 minutos hice eso hasta el Laín se levantó de la cama y me tomó de los brazos.

— Pequeña tienes que confiar en mí, te estoy diciendo la verdad absoluta. Solté una pequeña risa.

— Te seré sincera Laín, no sé si creer lo que me estas contando, tú y yo hemos pasado varios momentos, algunos buenos otros malos, de alguna forma tú llegaste a acosarme, a condicionarme y en otros momentos hiciste cosasbuenas por mí debo admitir. Descubriste un secreto mío y te empezaste a beneficiar con eso dime tú ¿cómo quieres que en estos momentos confíe en ti? ¿Cómo quieres que confíe en tus palabras?

Laín se quedó callado simplemente observándome de una forma muy tierna, antes de que pudiera decirme algo seguí hablando.

— Lo mejor es dejar las cosas entre nosotros hasta aquí, creo que ambos hemos tenido muchos problemas desde que nos conocimos y si seguimos hablando será peor para ambos.

— No te puedo dejar, así como así Sofí, tienes que entender eso... Levanté la mano haciéndolo callar.

— Mira, si quieres contarle lo que sabes de mi a todo el mundo adelante, hazlo, pero no podemos seguir este juego. Estamos tejiendo una telaraña que en algún momento se romperá.

— Tú secreto lo mantendré a salvo, no tienes por qué preocuparte por ello. Quiero que entiendas que nunca lo iba a contar, simplemente quería estar contigo, pasar tiempo contigo. Ahora solo quiero que me digas algo y quiero que me respondas con total sinceridad. — dijo a escasos centímetros de mi boca.