Ramen.

Podía contar cómo una cita? ¿Cómo saber si es confiable, o si sólo estaba jugando conmigo? Solo había una forma de saberlo, yendo a la cita en dos días. Luego de verlo desaparecer de mi campo visual volví los ojos al bello lago color azul, solo podía pensar en el chico al que acababa de conocer, si es que a eso se le llamaba conocerlo. JK...podía ser Jeon, o bien Jung, o Jin, quizás Jan o simplemente no quiso darme su nombre y eso fue lo primero que se le ocurrió. Era cierto que no conocía demasiado de la cultura coreana pero lo poco que sabía era que su gente era amable, pero...y si solo estaba tratando de burlarse de mi, después de todo soy una chica que no conoce nada de aquí ni de los tipos como él.

Pero de lo que no tenía duda, era del brillo de sus ojos, solo podía pensar en lo demás, su boca, sus cejas, la nariz, su cabello era tan lindo como los ojos estaba segura. Solo quería volver a verlo esperaba que de verdad no fuera una trampa y que asistiera a la cita en el parque.

El tiempo se fue tan rápido mientras pensaba en él que olvide llamarle a mamá, cuando revise el móvil tenía varias llamadas perdidas y mensajes que parecían bastante preocupantes. No dude en responderle diciendo que estaba bien y en camino a casa.

—¿Dónde estabas? — me recibió mi madre en cuanto llegue —. Estaba preocupada, no respondías.

—Perdón se me pasó el tiempo, — me tire sobre la manta en el suelo — ¿qué tal te fue?

—Bien, — dijo pasándome un bold de plástico — te traje ramen pensé que tendrías hambre, ya está frío.

—Puedo pedirle a la señora Song que si lo calienta, seguro tiene horno de microondas — me levante y salí a buscar a la dama amable, baje hasta la cocina y la encontré justamente ahí, hablaba con un chico, un huésped seguro. — ¡Hola! Disculpe señora Song, podría ayudarme, mi madre trajo sopa pero está fría quería saber si podía calentarla.

—Seguro — extendió su mano y le entregue el bold.

—Son nuevas aquí ¿cierto? — Pregunto el chico — tú mamá y tú.

—Sí apenas llegamos.

La señora Song colocó el ramen dentro de una cacerola de hierro y encendió la estufa, le agradecí y me senté en una de las sillas que estaban más a mi alcance.

—Me llamo HyunJin — el chico alcanzó la silla frente a la mía. —¿Se puede saber que las trajo a Corea?

—Oye ese no es asunto tuyo. —La señora Song le palmeó con fuerza la cabeza, — acaso mi hermana te mal educo para que seas un entrometido.

—De acuerdo lo lamento — me miro de nuevo a mi sin dejar de sobarse la cabeza, — yo solo quería saber — escondía la sonrisa.

—No es problema, — dije — resulta que desde que tenía diez años nuestro sueño fue viajar a Corea, por mucho tiempo lo dejamos como eso un simple sueño, pero luego de algunos años el sueño al fin se hizo realidad y ahora estamos aquí, aunque realmente no se si estamos haciendo lo correcto, no sabemos nada del idioma y conocemos apenas su cultura, pero venimos con el corazón abierto dispuesto a conocer a gente muy linda.

—Pues vinieron al lugar correcto — la señora Song colocó frente a mi el bold con la sopa caliente.

—Bueno ahora come, — ambos me miraban. Voltee la mirada a la mesa y no encontré la cuchara, solo los palillos de metal, los tomé sin sentirme nerviosa.

Hyunjin se levantó y entre busco en los cajones — toma, — me entrego una cuchara, — será más sencillo así.

No dejaba de sonreírme, le correspondí antes de probar el ramen que sabía delicioso.

—Gracias.

Dije una vez que termine.

—Cuando gustes — agregó la señora Song, — y también si deseas salir a conocer Seúl, mi sobrino Hyun estará contento de mostrarte la ciudad.

Mire al chico que de pronto tenía más color en las mejillas y trataba de ocultar la sonrisa.

—¡Seguro! — mire a los ojos a Hyunjin, — será divertido.

Me despedí y volví a la habitación mi madre leía así que no la interrumpí, me fui a la cama luego de besarle la mejilla. A mi mente volvió la imagen del chico de la chaqueta negra y sus misteriosos ojos. Ya quería verlo de nuevo.