Capítulo 34

Ariana volvió al camarote luego de recibir las indicaciones por mensaje de Axel. En cuanto vio a Austin sirviendo dos copas de Domaine de la Romanée-Conti en medio de la habitación se sintió culpable por los esfuerzos que su esposo había puesto en todo aquello.

Sin embargo, una pregunta traía esto consigo.

¿Qué rayos estaba planeando Austin realmente?

—Por tu expresión deduzco que ocurrió algo muy malo.

—No es tan grave, pero me temo que el paseo deberá ser muy corto.

El ceño de Austin se hizo muy marcado. —¿Qué tan corto?

—Hasta la tarde cuanto mucho. Necesito estar en otro lugar para las seis. Prometo estar de vuelta para antes del amanecer.

—¿Y cómo puedes estar tan segura de poder cumplir tu promesa? Es más que obvio que Axel pretende recordarte que este matrimonio es solo por papel—le dijo Austin arrojando llamas por los ojos.

—¿Estuviste escuchando detrás de la puerta?

—No fue intencional. Te lo aseguro.

—Bueno, pues te recuerdo que tenemos un acuerdo y te pido que lo cumplas.

—¡Por supuesto que lo recuerdo claramente! La que parece haber olvidado eres tú, por eso te refrescaré la memoria. Mientras seas mi esposa no existe Axel, ni Eric ni ningún otro que no sea yo.

—¡Por Dios! ¿Crees que pienso ir a ver a mi amante a pocas horas de haberme casado? ¿Por quién rayos me estas tomando?

—Pues si no es para irte a ver con alguno de tus secretitos, supongo que bien podrías darme una explicación.

—No lo entenderías.

—¿Pruébame?

—Solo déjalo así… por favor.

—¿Dejarlo así? —Austin echó una carcajada de amargura y enfado. —Dime una cosa, ¿qué crees que pasaría si alguien descubre tu aventura a pocas horas de casada? ¡Seré el hazmerreír de todo el mundo!

—¡Debí haberlo imaginado! Pero si eres el típico macho alfa que cree que todo el mundo gira en torno a él.

—¡Dios los cría y ellos se juntan! ¿O lo haz olvidado, querida? Tú fuiste la primera en iniciar todo esto al preocuparte más por el qué dirán en lugar de decir la verdad de tu amante.

Ariana sintió como se le revolvía el estómago por la acusación injusta de Austin. —No te hagas ahora el ofendido porque sabías muy bien que llevaba equipaje antes de casarte conmigo.

—¿A eso le llamas equipaje? ¡Por supuesto que no! En todo caso una caravana lo describiría mejor.

—¿Y tú qué? ¿Acaso ya olvidaste a tu pequeña acompañante que no quisiste revelar por el mismo motivo?

—¡Porque se trataba de mi hermana, por Dios Santo!

Ariana se quedó de piedra ante aquella confesión. —¿Qué dices? ¿Kat era la chica a quién estabas cubriendo?

—Así es. Hace años se involucró con un millonario que se burló de ella. A raíz de eso cayó en depresión, la bebida e incluso trato de quitarse la vida más de una vez.

El corazón de Ariana bombeaba sin parar de solo imaginarse a su cuñada protagonizando semejante historia. Vio a Austin caminar hacia la ventana con la mirada en blanco como si estuviera viviendo aquellos días nuevamente.

—Con ayuda profesional logró salir adelante—continuó Austin luego de unos momentos. —Sin embargo, el resentimiento hacia ese malnacido era otra historia. La ira llegó a apoderarse de ella hasta el punto de querer cobrarse con sangre la ofensa.

—Nunca me habría podido imaginar que a Kat le hubiese sucedido algo tan doloroso. ¿Qué pasó con ese hombre?

Austin se encogió de hombros. —Todo aquello acabó ese día cuando fui y la saqué de ese club a mitad de la noche. Nunca me dijo que hacía ella en ese lugar, pero me aseguró que la pesadilla había acabado y me suplicó que guardara todo en secreto.

Ariana quedó horrorizada. —¿Estas tratando de decir que ese día ella…?

—Katherine no es una asesina —dijo Austin en tono severo.

—¿Entonces, por qué razón?

—Al tipo lo asesinaron pocos días después de que dejara botada a mi hermana como cualquier trapo que se usa y se deshecha. Kat solo había quedado en shock porque nunca se enteró de su muerte hasta esa noche.