Capitulo 30- Carrusel, pastel y payasos

¿Ya mencione qué odio los payasos?

Alquile una pequeña mesa en el gran parque de diversiones de la ciudad. Es tal como lo recuerdo de la tierra. El parecido que hay entre ambas dimensiones es bastante interesante.

Observo con detenimiento la mesa donde coloque el pastel y unos cuantos globos amarillos, es el color favorito de mi hermana.

El reloj de mi celular marca las tres, Domeninca y Marisol deben venir en camino con Lussy. Noah saldrá en cinco minutos del trabajo. Por ser fin de semana el horario del toque de queda se extiende hasta las siete. La vida nocturna realmente no existe en Novakwies.

El payaso que contrate llamo hace cinco minutos explicando que su hijo enfermó, se disculpo de todo corazón y mandó el traje con una chica adaquare. Solidariamente lo prestó para que hubiera un payaso en la fiesta. Suspiro. Me dirijo al baño del lugar a ponerme el disfraz.

Deseo ser buena hermana y que este sea el mejor cumpleaños de Lussy. Me maquilló sin ver mucho al espejo, odio el aspecto del traje y odio el tener que mirar mi reflejo convertida en una de mis peores pesadillas.

Disfrazada y lista salgo a sentarme en mi silla junto a la mesa. Es bastante normal ver payasos en las ferias y parques como estos, también es común alquilar lugares así para que los niños se diviertan. Pero creo que mis nervios radican más en lo estúpida que me veo.

—¿Zoey?

La dulce vocesita me saca de mis pensamientos y me levanto a abrazarla. Ayer solo fingí que no me importaba, la felicite e hice como que lo había olvidado. Es una sorpresa todo.

—¿Qué es todo esto? —pregunta con felicidad en su mirada —. ¿Es para mí?

—Claro que sí, no por cualquiera me visto de payaso.

Nos reímos y se sienta en una silla a esperar  a los niños que invite. Hable con las madres de unos y dijeron que estarían puntuales. A mi lado se acerca Domenica.

—Invite a un amigo, espero no te moleste. —Sonríe con picardía.

El primer niño llega y me acerco a darle la bienvenida con payasadas, al menos tengo un disfrazas. Dejan el regalo en la mesa y saluda tímidamente a Lussy.

La fiesta se empieza a llenar de niños los cuales se pierden a jugar por todo el parque subiendo a las atracciones. Puedo relajarme mientras la fiesta lleva su curso. Mi distracción es descansar mientras siento que el maquillaje se cae de mi cara, me derrito cual payaso triste de pintura de película de terror.

Observo como las atracciones se mueve mientras pruebo un pequeño postre que compre para repartir. En Novakwies hay ciertas cosas como en casa y otras que realmente te pueden volar la cabeza, como muchas costumbres o simplemente la magia que se desarrolla dentro de cada habitante.
Suspiro. Es curioso notar como me afecta el ente oscuro. Aunque trate de ocultarlo no puedo evitar pensar en como por arte de magia se fue. No es como si he vuelto a dormir luego de despertar está mañana, pero siento que no esta.

Observo como los padres van tras sus hijos para no perderlos de vista. Domenica se acerca a mí, a su lado camina un chico Innifus que se me hace particularmente conocido.

—¡Zoey! Él es mi amigo, Nino.

—¡Hola!

Sonrió con mi maquillaje chorreado.

—¿Te he visto antes? —pregunta el chico.

Su voz hace que algo haga clic en mi mente. Él es ese chico que estaba sentado en el parque. Mi corazón se acelera. No soy capaz de decirle: "Oye, vi que llamabas a una chica que estaba sentada tras de ti, ¿Es tu novia? ¿Por qué se saltan el toque de queda?"

—No, claro que no. Quizás nos hemos visto. Vivimos en la misma ciudad después de todo. —Me levanto de la silla y me disculpo torpemente—. Nos vemos luego.

Corro al baño, un cubículo móvil lleno de suciedad y bacterias. Con mis cosas en la mano, como puedo me cambio de ropa a una normal. Por falta de agua mi cara se queda siendo la de un payaso triste.

Salgo del baño, con los cabellos alborotados, la camisa levantada por un lado y un calcetín más arriba que el otro. Sin contar el maquillaje corrido de payaso.

—Te ves preciosa.

Giro hacia donde proviene la voz. Noah se ve impecable, con sus manos en los bolsillos y fresco, recién salido del baño.

—Si, claro que si.

—Yo no utilizo el sarcasmo si es es lo que creés que estoy haciendo.

Se acerca un poco.
Puedo ver sus ojos brillando y del café que me desagrada. Amo el color violeta, no el común café que utiliza últimamente.

—¿Qué sucedió en la clase?

—Bueno... Aun no controlo bien mi don, así que casi se derriten los lentes de contacto en mis ojos.

No puedo evitar reírme un poco por lo absurdo que suena, pero me repongo por la gravedad del asunto.

—Debes controlarte. Te puedes hacer daño.

—Quería hacerle daño al principe de pacotilla que te estaba coqueteando. ¿Te gusta?

—¿Si lo hace qué?

Sus ojos parecen querer penetrarme cual daga, pero hace lo contrario y me sonríe.

—Ten, lava tu cara.

Me entrega una botella de agua. La vacío en mi rostro intentando no mojar mi ropa. El maquillaje se cae casi por completo y siento la piel más suave.

Lussy se acerca corriendo a mi y me distrae de lo que hacía. Toma mi mano y la de Noah y nos guía corriendo hacia una de las atracciones. Un enorme Carrusel se dibuja frente a mi. Caballos de colores pastel, todos giran haciéndome entrar en una fantasía. Mi hermanita hace que pague por su ticket, la esperemos mientras ella da vueltas. Creo que sólo quiere el hecho de tenernos cerca y juntos.

Las luces del carrusel parecen brillar cada vez más, todo porque el sol se esta poniendo, cubriendo el cielo de colores naranjas y rosas. 
Pronto será hora de irnos, no quiero que se haga de noche lejos de casa. La última vez que sucedió casi no vivo para contarlo.

Reunimos a todos los niños al rededor de la mesa donde está el pastel de Lussy, esta se acomoda en el centro. Tiene un hermoso vestido color verde y medias pantis. Todos los niños parecen haberle agarrado cariño, ¿Quién no lo haría?
El cumpleaños feliz se canta y se acerca a apagar las velitas.