Capítulo 47

Era la segunda semana de regreso en St. Elena, quisiera decir que todo está bien, pero luego de la confesión de Tyler me ha dado varias vueltas el asunto... no le he comentado sobre esto a nadie pues no deseaba armar nada entre mis amigos.
Durante el cambio de materia no lo miraba y sin embargo yo se que lo hacía sin que me diera cuenta; me daba lástima pero no puedo corresponderle.. las cosas con Blake iban tan bien. No deseaba malentendidos.

Las tareas comenzaban a llovernos en el transcurso, este año tenía un método para terminar mis deberes y tener oportunidad de seguir con mis prácticas de guitarra; alguien llamó a la puerta de nuestra recámara..

- ¿Tú eres Hannah Williams? -preguntó uno de los encargados del dormitorio.

- Si.

- Te han mandado esto -me entregó un pequeño sobre, le agradecí mientras se retiró estaba, curiosa por saber de que se trataba lo abrí: se trataba de una hoja con unas cuantas líneas escritas:

''La hora de nuestro encuentro se acerca... sabrás que confiar plenamente en alguien no siempre es correcto. Conocerás una imagen distinta de él''.

                                                                      A.

¿Qué diablos significaba eso? Alguien debe estar jugándome una mala broma, me dejó pensando por todo el día; a la hora de la cena (y gracias a dios) la banda amenizó la velada con un pequeño concierto, a mitad de aquello salí de la cafetería pues necesitaba un poco de aire.. no dejaba de pensar sobre lo que decía aquel recado. Recordé que hace unos meses recibí un mensaje algo similar, la única palabra que concordaba: Imagen.

- ¿Estás bien, Hannah? -volteé para mirar a Matthew, dudé en cortarle.

- Podría decirse -no tenía palabras para describir mis sentimientos- Necesitaba algo de aire... estoy bien.

- Cualquier cosa, sabes que puedes consultarnos a Adam y a mi -dijo amable, le dediqué una sonrisa triste.

- Lo se Matthew, gracias.

Una vez que se retiró quedé mirando hacia la nada, rezando que todo se resolviera... luego de unos minutos todos salieron del comedor rumbo a sus dormitorios. Me disculpé con Rox, ella lo tomó bien y me acompañó hacia nuestra recámara me puse mi pijama y de inmediato me dormí.

Me encontraba caminando por la calle principal, las calles estaban en su totalidad vacías, tal vez debido a la gélida temperatura que se sentía: vestía unos jeans negros, una sudadera roja, mis botines y mi abrigo que llegaba hasta mis rodillas; no entendía aquello hasta que observé una silueta a lo lejos quien estaba a mitad de la calle... ''Hannah'' me llamaba, dudé en acercarme sin embargo me impulsaba, y en menos de un segundo estaba unos cuantos pasos de la silueta.

''¿Quién eres?'' cuestioné, estiró su brazo y observé varias marcas... parecían heridas provocadas.

''Él ha regresado...'' fue lo único que pronunció, no entendía.

''¿Quién ha regresado?''.

''Regresó para provocar daño''.

Quedé extrañada no sabía que significaba eso, era una voz femenina mi única pista; no quería pensar en nada malo pero a esas alturas era imposible, en ese momento una tormenta se desató. Volví a mirar la silueta quien era absorbida por una fuerza extraña mientras me dedicó unas palabras:

''¡No permitas que cause una peor tragedia! ''

Me despertó el sonido de la alarma abriendo, los ojos de par.

- Hora de levantarse, dormilona -dijo Rox apagándola, me levanté de cama mientras tendí ésta esperando que la chica terminara de arreglarse antes de poder usar el baño; veinte minutos después nos dirigimos escaleras abajo y nos despedimos a la mitad del pasillo, fui a mi nuevo locker que nos asignaron a todos por unos libros para marchar a mi primera clase...

El día trascurrió normal, o eso creía, durante el almuerzo observé a Blake sentado al extremo del comedor pensativo y de rara vez haciendo contacto visual. Qué extraño.

- ¿Todo está bien entre ustedes? -me preguntó Paige.

- Si, es sólo que no entiendo su comportamiento de hoy -dije mientras miraba hacia la mesa- Tal vez sean asuntos personales o familiares.

- Tendrás tiempo de preguntarle -me dijo Shelly en tono amable, ella tenía razón.

- Si, luego lo haré.

Las horas pasaron y la última hora llegó más rápido de lo que pensé, tomé mi lugar cuando entró el señor Thomas dirigiéndose a nosotros.

- Buenos tardes muchachos, antes de que iniciemos con la clase de hoy, les aviso que tendremos un nuevo estudiante. Por favor, pasa.