Capitulo 14"Narcisos"

Isis Pov

¿Qué es lo que me estás haciendo Maximiliano Lombardo?

Pienso una y otra vez. Estos dos días desde el incidente del beso me he dado cuenta de Maximiliano tiene razón, él y yo no podemos tener una relación ni nada por el estilo. Y parece que el destino así lo quiere, dentro de dos semanas acabará cualquier trato que hubo y pudiera haber con nosotros.

Lo único que roba toda mi atención es el tema de mi padre, si el señor William Stone es verdaderamente mi padre no sé cómo debo de actuar cuando este frente a él.

Sumergida en mis pensamientos, es inevitable que mi mente no valla a ese momento en mi niñez en el que entre al cuarto de mamá y en su caja especial.

Veía la foto de ella y un hombre muy guapo que la abrazaba, no sé porque desde el principio ella no me dijo que él estaba muerto... Pero claro está que ahora esa posibilidad puede ser errónea. 

El timbre del departamento me saca de mis pensamientos y con sumo cuidado me levanto del sillón principal de la sala y abro la puerta.

Delante de la puerta hay un hombre vestido de traje con un hermoso ramo de Narcisos que me impide ver su rostro.

— ¿Seguro que tiene la dirección correcta? — le pregunto al repartidor; en los tres años que llevamos viviendo aquí... Él único que ha recibido flores ha sido Mike. Y además es increíble que él tenga más y mejor vida amorosa que Esther y que yo.

—Sí... —responde la otra persona con voz exageradamente grave.

— ¿Para quién son las flores? —le pregunto.

—Para la señorita Isis Bartolo—exclama el repartidor que baja poco a poco las flores de su rostro y para mi sorpresa es Máx.

—Un tonto doctor cometió una estupidez hace dos días y quiere pedirle disculpas a su mejor y más linda paciente—habla y no puedo creer que él esté aquí y menos de esa manera, veo como toma aire antes de hablar—Le pido que acepte estas hermosas flores a modo de disculpa —me extiende el ramo, lo tomo y lo observó para después dejar salir una sonrisa de mis labios.

— ¿Cómo lo supo? —susurró para mí.

— ¿Que son tus favoritas? —pregunta y al parecer me escucho, sin poder evitarlo siento mis mejillas arder y me llevó las flores directamente a la nariz y olerlas, pero también con el propósito de esconder el sonrojo. Una linda sonrisa surca su rostro y no puedo evitar mirarlo embobada —Un pajarito me dio ese tip— responde simple.

Trato de adivinar quién de mis locos amigos pudo haberle dicho sobre eso y sin tener que esforzarme demasiado, el culpable es Mike.

— ¿Puedo pasar? —pregunta, señalando el interior del departamento.

Recuerda la conversación que tuve con mi yo interno.

—No me mal intérprete doctor Lombardo, acepto sus disculpas y también que a partir de ahora la relación que existirá durante el tiempo que nos queda será puramente profesional— la cara de sorpresa de Máx. no se compara con la mejor actuación de Mike. —A lo que me refiero, es que a partir de este momento nuestro trato será de   doctor - paciente —finalizó.

Veo como me mira por unos segundos antes de asentir completamente serio

—Pensé que después de entregarle las flores usted y yo podríamos salir a cenar, pero veo que me equivoque y acepto el trato que usted me está imponiendo—contesta y no sé si se está haciendo el ofendido o algo por el estilo, pero está completamente equivocado si cree que la manera de aclarar las cosas o arreglar este desastre es yendo a cenar.

—Gracias por entender Doctor Lombardo—le digo sonriendo falsamente y cerrado la puerta en su cara.

Primero me frena de sopetón sin tener relación alguna y después se aparece en modo novio arrepentido.

¿Y así quiere que no confunda las cosas?

Miro los Narcisos que tengo en la mano y no puedo evitar que una sonrisa se me escape, fue dulce el gesto.

Es lo último que pienso antes de salir directo a la cocina para ponerlas flores en agua.

Máx. Pov

¡No puedo creer que Isis me allá cerrado la puerta en la cara!

Cuando la vi por primera vez tan frágil y sorprendida después del accidente no puede evitar verla como una frágil niña que necesita protección. Pero a medida que paso el tiempo; esa percepción fue cambiando poco a poco.

La seguía mirando de esa forma como la primera vez, pero todo cambió... La empecé a ver como lo que es en realidad, una hermosa mujer.

¡Y qué mujer!

Salgo de la sorpresa que causó en mi tal acción y me doy cuenta de que sigo parada delantal de su puerta.

Por lo menos no todo está perdido.

¡Aceptó mis flores!

Sé que no es mucho, pero Roma no se construyó en un día. Manejo hasta el hospital y apenas entró a mi consultorio y los huracanes categoría 4, llamados Tessa y Cari, entran sin tocar la puerta.

— ¿Cómo te fue con Isis? —pregunta directamente Cari.

—Aceptó mis flores, pero no quiso ir a cenar conmigo—les explicó.

—Era de esperarse—habla Tessa.

—¿Si ya sabías que no iba a aceptar salir conmigo, porque me sugerís te que lo hiciera? —le pregunto, en tono enojado.

—Porque sabía que Isis no te iba a aceptar—responde simple Tessa.

—Isis no es igual que Vanessa, que se lanzó en tus brazos apenas y le sonreíste—opina Cari.

—Ya no hablemos más de la innombrable—pide Cari.

—Podemos volver al tema de la cena—les pido.

—Como gustes—contesta Cari. —Te lo dijimos porque sabíamos que a Isis le gustas y obviamente ante un rechazo como el que le hiciste, no te iba a decir que si—

—Aunque claro que si sabíamos que iba a aceptar las flores—dice Tessa.

—Les vuelo a preguntar, ¿Cómo están tan seguras que Isis está enamorada de mí? —Es mi gran duda, no veo a Isis insinuárseme o sonreírme coqueta, solo me da de vez en cuando sonrisas que me encantan.

—Cuando entro en sus consultas puedo ver perfectamente cómo te mira cuando tu estas revisando otros expedientes, cuando supo que tenías a Vanessa como novia vi un semblante de tristeza en su rostro, aunque sólo fue por unos momentos. —habla Cari y estoy realmente atónito con su confesión.