Capítulo Siete

Hanna, que había estado jugueteando con una mecha de su cabello, levantó la vista.

— ¿Y bien? ¿Quién tiene el honor de iniciar nuestro pequeño entretenimiento? —preguntó, su curiosidad claramente despertada. Aaron, que hasta ese momento había estado hablando con Cleopatra, se incorporó. Jordan había ofrecido el típico juego de "Verdad o Reto", nada innovador, pero bueno para animar el ambiente.

— Pues, considerando que la brillante idea fue de Jordan, creo que es justo que él comience. —dijo, su tono sarcástico provocando risas entre el grupo. Jordan asintió, aceptando el desafío.

— Está bien, está bien... ¿A quién debería elegir? —murmuró, llevándose una mano a la barbilla en un gesto pensativo. Después de un momento, su dedo se detuvo en Cleo.

— Qué lindo... —pensó ella.

— Cleo, mi querida, ¿Verdad o reto?

Cleo hizo una pausa dramática, disfrutando del suspenso que había creado—. Elegiré... verdad, —finalmente reveló, con una sonrisa juguetona.

— Empezaremos con algo ligero, —dijo Jordan, preparándose—. Dime, ¿Alguna vez has hecho algo... atrevido... en un lugar público? —Cleo frunció el ceño, fingiendo indignación.

— ¿A eso le consideramos "empezar suave", Jordan? Además, llámalo por su nombre, sexo. —Replicó, pero ante su insistente mirada, cedió—. Sí, lo he hecho en un lugar público, al igual que todos los que están aquí presentes. —Admitió, rodando los ojos mientras Aaron la observaba, su expresión era una mezcla de sorpresa y curiosidad.

— Ahora me toca a mí, —dijo Cleo, escaneando el círculo de amigos—. Hanna, ¿verdad o reto?

— Reto, —respondió Hanna sin dudarlo, su decisión rápida y firme. Cleo sonrió maliciosamente.

— Te reto a que coquetees con Eva como si la acabaras de conocer en un bar o algo por el estilo.

Hanna se levantó, su confianza irradiando mientras se acercaba a Eva.

— Hola, preciosa... —saludó con una voz suave y seductora. Eva luchó por mantener la compostura, una risa burbujeando en su garganta.

— Hola. —logró decir, su tono apenas conteniendo una carcajada.

— ¿Sabes? Te he estado observando desde el otro lado del lugar y no pude evitar notar tu belleza. Dime, ¿te crearon en un domingo? —Eva parpadeó, confundida.

— ¿Por qué un domingo?

— Porque pareces hecha a medida para pasar el día conmigo. —concluyó Hanna, guiñándole un ojo. La risa que había estado contenida en Eva finalmente estalló, y pronto todos se unieron a ella. Aaron se secó una lágrima de risa antes de hablar.

— No tiene mucho sentido lo que acabas de decir, pero admito que fue ingenioso. —Comentó, y luego se dirigió a Hanna—. Ya que estamos en esto y nadie te ha elegido aún, Aaron, ¿verdad o reto?

— Verdad. —Eligió Aaron, su voz tranquila y despreocupada. Hanna asintió, pensativa.

— Si tuvieras que elegir a alguien de este círculo para besar, ¿Quién sería?

— Besaría a Cleo, sin duda. Ya lo he hecho varias veces y no me molestaría repetir la experiencia. —Aaron no vaciló y respondió con una sonrisa despreocupada.

— Entonces, parece que me toca a mí. —dijo Aaron, mirando alrededor antes de fijar su mirada en Jordan—. Jordan, hermano de mi alma, ¿verdad o reto? —Jordan frunció el ceño, considerando sus opciones.

— Definitivamente verdad. No me fío de tus retos. —admitió con una sonrisa torcida. Aaron asintió, su pregunta lista.

— Cuando se trata de sexo, ¿prefieres la luz encendida o apagada?

— Con la luz prendida, por supuesto, no hay nada mejor que ver lo que haces y ver cómo la otra persona lo disfruta. Gracias por preguntar. —Respondió Jordan, y luego se giró hacia Eva—. Eres la última, ¿Verdad o reto?

Eva eligió el reto sin dudarlo, y Jordan propuso.

— Debes elegir a alguien del grupo para que se quite una prenda. ¿A quién escoges? —Eva, con una sonrisa en el rostro sabiendo a quién elegiría, miró a Cleo y le susurró,— Cleo, no me odies por esto, —antes de anunciar su elección— elijo a Cleo. —Cleo fingió indignación.

— ¡Hija de perra!

— Mi madre no es una perra, —replicó Eva con una sonrisa.

— Entonces tú eres la perra. —dijo Cleo, rodando los ojos pero sin poder ocultar su diversión. Con un movimiento grácil, se quitó el suéter que llevaba para combatir el frío de la noche, quedando en una camiseta de tirantes. A pesar de ser verano, la brisa nocturna traía un ligero escalofrío.

— No especificaste qué prenda, —señaló Cleo, y Eva asintió con una sonrisa. — ¿Jugamos otra ronda? —Pero no todos estuvieron de acuerdo.

— Habla más bajito, Jordan. —Le reprocha Cleopatra con un susurro urgente, mirando a su alrededor para asegurarse de que Aaron no pueda oírlos.

— ¿Y si le decimos que se tiene que lanzar al lago? —propone Jordan, una sonrisa maliciosa asomando en sus labios.

— Hace frío, me encanta la idea. —responde ella, su voz tintineante con anticipación—. ¡Y que sea desnudo! —Exclama, y Jordan la mira con una aprobación evidente en sus ojos.

Regresan al lugar donde Aaron los espera, impaciente por conocer su prenda. Habían acordado con Jordan decirlo al unísono, pero Cleopatra no puede contenerse.

— Te tienes que lanzar al lago... —comienza Cleopatra, su voz cargada de una falsa solemnidad que no logra ocultar la diversión subyacente— desnudo.

La decisión de que Aaron se lanzara al lago desnudo probablemente surgió de una combinación de factores típicos en juegos de desafío o penitencias entre amigos. Buscando elevar la apuesta para hacer el juego más emocionante, Jordan sugiere que Aaron debe realizar un acto audaz y un poco humillante, como lanzarse al lago.

La idea de hacerlo desnudo podría haber surgido como una forma de aumentar la dificultad del reto y añadir un elemento cómico, sabiendo que Aaron es conocido por su confianza y su disposición a aceptar desafíos. Además, el hecho de que estén cerca de un lago y que probablemente haya una atmósfera de camaradería y broma entre ellos, hace que la idea parezca aún más divertida y apropiada para el momento.