Capítulo 2

Planeta Tierra, norte de Casterbell, capital de Onyx, tercera dimensión: Nuevo mundo

Diciembre 22, año 2845

La piedra caliza era apilada una sobre otra creando una estructura majestuosa, los arquitectos caminaban de un lado a otro estudiando las posibles maneras de volverla más fuerte, el sol resplandecía iluminando a través de las copas de los árboles, mi mirada viajo hasta mi mano, donde el anillo de oro con la imagen de la vaca de Hathor, lo lamentaba por él, el daño estaba hecho, la dinastía Qin tenía algo en claro

—  ¿Podría ser peor? Como si con ello lograran evitar lo que se viene —  Comento la voz de un hombre, conocía esa voz, me di vuelta para verle el rostro

—  Fausta ¿Podrías por favor intervenir? Te pido de la manera más cordial le hagas entender a Eris que necesito —  Ese sueño no me dejaba descansar, hacía más de tres semanas que lo había tenido y seguía pensando en que era, que representaba pero la batalla de La Corte me estaba volviendo loca

—  ¿Crees que ayude de algo? —  Comente, el resto solo se limitaba a observar ¿Por qué no era extraño que Eris siempre ocasionara problemas? Llevábamos más de tres horas terrestres discutiendo sobre la exportación de redes lunares por parte de Andromeda, Asteria quería que su planeta mejorara su economía y yo no estaba en desacuerdo pero eso afectaba los caprichos de Eris quien seguía tratando de apelar la decisión además de por supuesto crear disturbios con el tema de la desaparición de Edwin la cual no pasó desapercibida, Asteria me miro molesta —  ¿Qué?

—  No pienso condenar a mi gente a una baja en la moneda solo porque Eris no está dispuesta a hacer un pequeño sacrificio

—  Es que esto no se trata de si Eris está dispuesta o no, se hizo un tratado, no afectaremos a nadie ¿Por qué seguimos aquí? Pr supuesto que te doy mi total y absoluto consentimiento para que lleves a cabo la propuesta ¿Puedo irme ya?

—  Claro que no, no hay tratado y no olvides que debemos tratar el tema de ese jovencito Edwin, quien cree que puede hacer lo que le plazca

—  ¡Eris! —  Le interrumpí furiosa —  ¿Conoces la mitología griega?

—  No soy tonta, por supuesto que la conozco, usamos varios de esos nombres ¿A qué viene eso? —  El resto se mantuvo expectante, me puse de pie, mis tacones resonaron contra el mármol mientras caminaba hacia ella quien permanecía sentada

—  Supongo que conoces la historia de Prometeo —  Asintió tratando de mantenerse tranquila pero sabía perfectamente que no importaba cuantos músculos tuvieran, el miedo estaba infundido, conocía perfectamente mi lugar y haría uso de el para proteger a Edwin —  Bien, Prometeo fue un Titán, uno que gozo de tener la confianza de Zeus, hasta que este quiso jugar a ser más listo ¿Y qué fue lo que ocurrió?

—  Pago por traición

—  Incorrecto, pago por jugar con fuerzas que le superaban ¿Entiendes ahora Eris? Te eh ayudado con todo lo que quieres pero no someteré a nadie y mucho menos caeré ante tus manipulaciones ¿Quedo claro? Se tomó la decisión y con respecto a Edwin —  Dije mientras pasaba mi brazo a su lado para tomar una de sus galletas —  No está aquí así que por lo tanto no hay delito que perseguir 

—  Fausta, entiende nuestra posición, el mercado de Nyx también puede bajar, necesitamos mayor producción, ayudar a Andrómeda solo llevara a que solo su producción sobresalga

—  Ares, eso jamás pasaría, todos tendrán lo que les corresponde

—  ¿Se puede hacer una rebaja? Que no sea un trabajo de setenta por ciento, mejor de cincuenta y cinco por ciento  así nos ayudara un poco más —  Mire a Asteria quien resignada asintió con la cabeza

—  Siempre que Lixen y Taured acepten

—  Mire a Ponto y Morfeo en busca de una respuesta, ambos se observaron para después asentir en mi dirección

—  Los Lixianos estamos dispuestos a ofrecer una parte de nuestro trabajo —  Comento Morfeo

—  Cuenten con nosotros —  Dijo Ponto —  Por supuesto que de todo esto ¿Qué ganancia obtendríamos? Quiero decir que no es que quiera ofender pero ¿Qué porcentaje de las hidroesferas tendríamos?

—  Diez por ciento —  Respondió Asteria —  Es mi única oferta —  El resto de nosotros nos limitamos a esperar