XI- Porcina Luz:

Empecé a escribir sobre la luz cuando me ahogaba en mis propias sombras. Pero la puta que lo parió, la
luz brota en medio de la oscuridad. Es una ironía de mierda que lo luminoso nazca de lo sombrío. “Lo
contradictorio es la verdad de lo real”, dijo Simone Weil. Y sí, tenía razón. Pero nosotros, malditos
simplificadores, no podemos manejar la complejidad. Sueño con que mis libros se vendan como pan
caliente, pero acá estoy, llorando como un boludo en mi cuarto.

A veces el dolor de espalda me jode tanto que no puedo ni escribir ni meditar. Mi propio cuerpo me
boicotea, dejándome hecho mierda. Es desesperante, un infierno del que nadie puede sacarme.

El dolor es una jodida invención, una puta obra maestra de nuestra imaginación. Nos creemos su mierda
tanto que morimos por él. Nos convertimos en víctimas de nuestro propio castigo por no saber cómo
carajo vivir. Quiero tener éxito, quiero que mis libros se vendan, pero me pierdo en la duda y paso noches
sin pegar un ojo.

Hablar de salto, como todo acá, es una puta metáfora. Persevero, medito sin dormir, escribo aunque todo
me parezca absurdo y sin sentido. Estoy acá, soportando mi propia estupidez. Aprendo a mantenerme
firme en la oscuridad y sigo laburando. Así llega el día, después de toda esa mierda.

Ninguno de mis esfuerzos hacia la luz será en vano. Un día, de repente, estaré en la luz; descubriré que el
monstruo era una puta ficción y lo único real será la jodida luz. Y eso es lo que quiero contar en este
maldito texto.

Así que sí, al final todo se reduce a la lucha constante y a bancarse la mierda de la vida. Y a pesar de todo,
seguimos adelante, porque la única verdad es la maldita luz que brilla en medio de nuestra jodida
oscuridad.