?”escena”5-el despertar del eco perdido

El silencio cubría el campo de batalla como un velo de ceniza. El fuego aún danzaba entre los árboles, iluminando los restos de una lucha que había quebrado no solo cuerpos, sino también la unión de dos almas hermanas.

Alexandra yacía inmóvil sobre la tierra quemada. Su respiración era débil, apenas un hilo que resistía entre las sombras. La última imagen que su mente retenía era la de Mikeyla alejándose, envuelta en una luz oscura que no reconocía.

Un viento helado sopló, arrastrando consigo un murmullo.
—Aún no ha terminado... —susurró una voz desconocida.

De entre la bruma emergió una figura encapuchada, alta, con una túnica negra que absorbía la luz. Su rostro permanecía oculto, pero de su pecho emanaba un resplandor azul, como si llevara en su interior una estrella dormida.

—¿Quién eres...? —murmuró Alexandra, intentando incorporarse.

—Un eco del pasado —respondió la figura—. Fui el guardián del símbolo antes que tú. Y ahora, cuando todo vuelve a repetirse, el destino me obliga a despertar.

El extraño extendió su mano sobre el suelo, y una marca resplandeciente se encendió debajo del cuerpo de Alexandra: el Símbolo del Recuerdo, opuesto al Símbolo del Olvido que Mikeyla portaba sin saberlo.

Un destello de energía recorrió el aire, y Alexandra gritó al sentir cómo la fuerza regresaba a su cuerpo. Pero junto con la energía vinieron recuerdos que no eran suyos: visiones antiguas, batallas pasadas, un juramento sellado por sangre.

—Tu hermana no es el enemigo —dijo el guardián, con voz grave—. Pero hay algo dentro de ella que está despertando... algo que ni tú ni ella podrán detener solas.

Alexandra levantó la vista. Sus ojos, antes verdes, brillaban ahora con un resplandor dorado.
—Entonces dime qué debo hacer.

La figura retrocedió, dejando ver un símbolo grabado en el aire, hecho de fuego y sombra entrelazados.
—Encuéntrame en el Valle del Eco. Allí sabrás la verdad sobre el origen del poder prohibido... y sobre el destino de las hermanas Mikrax.

El viento se llevó sus palabras, dejando a Alexandra sola bajo un cielo herido.
Pero ya no era la misma. Algo en su interior había despertado.