Quince Segundos. Parte. — 2.

Todos estaban acomodados, el salón estaba repleto de gente que quería festejar junto a la pareja, las formas de vestir variaba cada vez que se giraba la vista.

Joaquín estaba junto a Alma esperando ver llegar a Isabella, estaba ansioso, su vista iba en todas las direcciones en busca de su figura, unas palabras en volumen alto llamaron su atención, al seguir a su curiosidad llega a hasta la entrada con su vista.

Ventrar a Isabella con el vestido puesto, los labios pintados y el pelo suelto, era la primera vez que la veía sin atarse el pelo, era lo que más le llamaba la atención, lo hermosa que se veía con el pelo desatado dentro de ese vestido, sonreía bajo las luces, no podía creer el lujo qué tenía por presenciarla.

A lo lejos ve a Alma y decide acercarse a saludarlos, mientras su figura se agrandaba desde la perspectiva de Joaquín su corazón latía fuerte, era la primera vez que se ponía nervioso con su presencia, su mente era un caos, trataba de esconder sus nervios bajo las palabras.

—¿Hola, cómo están?.

—Hola prima, estás hermosa, que lindo que te queda ese vestido.

—Gracias, tu también te ves muy linda.

—Estas muy linda Isabel.

—Es Isabella bobo, gracias, t-t-tu también, no estás mal.

—¿Y ese vestido es el que te compraste?.

—¿Esa pregunta me lleva a lo que quería hablarte, no habrás sido tu el que me lo regalo, no Joaquín?.

—¿No, por que iba a regalarte yo el vestido? ¿No habrá sido Juan? ¿O Alma?.

—Ellos no fueron, estoy más que segura que fuiste tu, porque eres el único que sabía que adoraba este vestido.

—No fui yo, tengo cosas mejores en que gastar la plata.

—¿Tienes razón, por que me regalarías esto?.

—¿Isabel, podemos hablar un segundo? Hay algo que quiero contarte.

—No quiero estar a solas con un pervertido como tu.

—Es importante.

—Bien, si, vamos...-.

—Te está buscando papá para las fotos.

—Bien, ahora voy, nos vemos después Joaquín, luego me cuentas.

Ella se va del lugar quitandole la oportunidad de decirle todo, Joaquín se queda mirando como se aleja, en ese momento una sonrisa brilla en él sin vergüenza.

—Mi prima ni se espera lo que le estás por decir.

—No, parece que no se imagina nada, esto complica las cosas.

—Mejora las cosas, si ella se lo esperaba te hubiera sacado de encima y huiría, no sabes lo difícil que sería encontrar una oportunidad, tonto, piensa.

—Si, tienes razón.

—¿Estas seguro de esto?.

—Si, bueno no tanto, porque si me rechaza me daría por vencido y todo acabaría.

—Tienes que tener fe, una vez que empieces a hablar no tienes que parar.

—Gracias.

—¿Ya tienes planeado que decirle?.

—No, quería que fuera todo natural.

—No, está mal, si lo dices así te vas a trabar, tienes que tener las palabras armadas y listas para decirle, tienes que escojer las mejores que simplifiquen todo.

—Gracias por el consejo.

—¿Que gracias? Soy tu amiga, además soy prima de tu futura novia.

Tamara estaba sentada en una plaza con un amigo a solas, estaban tomando algo caliente para no sentir el frío que había en el ambiente.

—Hey, en estos momentos Joaquín se está confesando a esa chica.

—Si, espero que le vaya bien.

—¿Estas bien con esto? Eres la primera chica que conozco que ayuda a su ex para que salga con otra chica.

—No me considera su ex, además a él le gusta esa chica hace bastante, me ayudó en una muy grande, lo menos que podía hacer es darle unos cuantos consejos.

—Si, pero estas diciendo que le vaya bien, tienes que pensar en ti, estás perdiendo la oportunidad de volver con él.

—No quiero estar con él, no era feliz conmigo, en cambio con ella lo va a ser, yo puedo darle todo, pero nada de lo que él quiera o necesite.

Joaquín no tenía ninguna oportunidad de encontrarse con Isabella, si bien, desde un principio había planeado decirle cuando estuviera terminando la fiesta, quería hablar con ella y no se le hiciera tan difícil cuando tuviera que poner en juego su futuro.

Alex M. Martínez.