Recuerdos de infancia-parte 05

|Liam Jones|

—¡No quiero! —grito y sigo corriendo.

—¡Liam! —río y corro más rápido —¡Soy pequeña, no es justo! —chilla.

Me detengo teniendo compasión de mi amiga, la miro sobre el hombro, tienen una dulce sonrisa en los labios, jadea cansada y se deja caer en el césped, la imito acostándome a su costado.

—Debes crecer —me burlo —con esas piernitas cortas siempre te gano.

—No es gusto —se enfurruña.

—Podemos jugar otra cosa, sabes que las escondidas no es mi juego favorito — se sienta y me mira, sus ojos azules brillosos conectan con mis ojos verdes cubiertos por lentillas negras.

—Este juego es divertido y a ti también te gusta, solo finges de que no para hacerte el grande —su sonrisa amplia me hace apartar la mirada.

No creo que vaya a ser yo quien arrebate esa sonrisa, no me veo capaz, no puedo hacerlo, no puedo hacerle tanto daño a ella, es tan perfecta y tan feliz.

Me siento y la miro fijamente.

—¿Qué? —la pregunta acompaña un parpadeo coqueto, no sé si lo hace apropósito, pero ese simple acto acelera mi corazón.

—Nada —susurro y me inclino hacia delante para abrazarla —lo siento —susurro de manera inaudible.

—¡Iughhhh, estas sudado Liam! —chilla, pero no la suelto.

Lo siento, Azul.

La suelto y abro mi mochila, saco una botella de agua y se la tiendo.

—Diablos, gracias, muero de sed —abre la botella, me tenso con el corazón latiendo por mil.

—Déjame algo —exijo y prácticamente le arrebato la botella, asustado por lo mucho que tomó.

—Vale, venga ahora me toca a mi —se echa a correr, miro de reojo y veo a Leonardo diciéndome que corra.

Trago y corro.

Azul se detiene cuando se marea.

—¿Liam? ¿Qué s-sucede? —se tambalea un poco, veo a mi hermano venir.

Intento meterme en medio, pero me empuja. Mis padres vienen.

—¡Azul corre! —grito con todas mis fuerzas, pero ya es tarde.

Papá me cubre la boca con la mano y me alza, pataleo viendo como Leo finge ser yo y corre detrás de Azul, como si aun jugaran.

Lo siento Azul.