UN MUNDO CUADRADO ( ULTIMA PARTE)

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Houdini saltaba en torno a Kenia intentando meterse en el sombrero, hizo un mal movimiento rasgando completamente la manga de la muchacha.

— Esta ya no tiene arreglo, comeré menos este mes para comprarme otra camisa. Houdini eres un perro travieso, pero no puedo molestarme contigo cuando me miras así— replico acariciándolo.

Las mangas con lunares, así lo había nombrado Zaza Ludovic, eran rasgones de niños juguetones que se abalanzaban a Kenia cuando ella los cuidaba por las noches así obtenía un poco de dinero. Cuando se arremangaba la camisa Esequiel se precipitó a ella agitado.

— el lugar está rodeado, jamás vi tantos policías. ¡tengo que alertar al mago! ¡vienen por el!

— pero el no hizo nada malo.

— lo acusan de los robos en la ciudad, alguien se hizo pasar por el utilizando los rumores del circo. Los policías vienen a arrestarlo, escuche las órdenes del comisionado. ¡Tienen permiso de disparar a matar si hay resistencia!

Lo buscaron en la carpa encontrándose con un agitado Alexander cerca del escenario. Este les relato la discusión con su padre y las medidas tomadas por las policías. El mago apareció detrás de ellos cargando en brazos a Houdini.

— hoy tenemos una gran audiencia. Ya están por llegar. 

Policías irrumpieron en la carpa bloqueando las salidas. Dos oficiales entraron al final.

— Zaza Ludovic estas detenido por múltiples robos en la ciudad. Todas las pequeñas trampillas en este lugar están taponeadas. Rompimos las cuerdas detrás del escenario, eres un tipo escurridizo, no tienes escapatoria. Ningún truco funcionara.

— el hace magia de verdad, podría desaparecer en este instante si quisiera— replico Alexander

— la magia no existe muchacho estúpido. Aléjense o los arrestare por obstrucción a la autoridad

Los policías se rieron poniéndose serios al ingresar el padre de Alexander, un respetable juez

El mago miraba fijamente a un policía. Los enormes ojos plomos escrudiñaban lo más recóndito del alma. El policía temblaba con el arma levantado.

— ¡obedezcan al oficial o estarán en graves problemas! — dijo el juez con un gesto de odio— la magia no existe, son trucos baratos. pensé que habías madurado hijo estoy muy decepcionado de ti.

El mago lloro sin apartar la vista del policía. Miraba con tristeza, con lastima, con compasión.

— la magia existe ¿Por qué no pueden creer en ella? Está a su alrededor, como el amor, el odio o la tristeza. Vivir también es un acto de magia— replico alzando los brazos.

El policía responsable de los robos disparo, fallando el tiro. Esequiel cayó como una pluma mecida por el viento.

Kenia tomo una tela negra envolviendo al mago, soplo. Una luz blanca cegó el lugar un instante, cayendo la tela al suelo sin nada en el interior

— ¡se escapa! ¡atrápenlo! — gritaban los policías, excepto uno que huía como un cobarde.

La muchacha cogió la capa cubriendo el cuerpo sin vida de Esequiel, soplo, un leve suspiro lleno de amor. Una lagrima callo de su mejilla en una tela vacía.

Los arrestaron encerrándolos en un calabozo.

— ¿puedes hacerlo aparecer? — pregunto esperanzado Alexander

— No — respondió — ambos están en un mejor lugar, donde la magia rebosa junto con las flores, con las mariposas que huyen de este mundo.

A la mañana siguiente los liberaron a falta de pruebas.

Después de meses de estudio ingresaron a la universidad en la carrera de Artes Escénicas. Visitaban albergues y asilos dando espectáculos gratis. Alexander abría el acto animando a las personas con chistes siendo Kenia el acto principal junto a Houdini.

Un año después visitaron el circo, caminaron tomados de la mano. La carpa yacía derrumbada sobre el suelo, muchas mariposas revoloteaban cerca. Ambos deseaban ver más allá de este pequeño mundo cuadrado, sonrieron mirando al cielo.