Capítulo 55. Tocando nuestra historia.

Venecia

Lo besé con furor y ansias, con determinación y pasión, pero por sobre todas las cosas con amor, mucho amor.

Las gotas del agua caían por mi piel y por la de él, mis manos estaban enredadas en su cabello, me abrazo más hacia él, como si quisiera que ningún espacio hubiese entre nosotros y fuéramos una solo persona, agarró mi trasero con fiereza y gemí, él sonrió contra mi boca

— ¿Estás segura que quieres esto en la ducha? — preguntó con excitación

— Con vos lo quiero en todo lado — respondí igual de excitada a él

— Tus deseos son órdenes para mí, amor mío — me estampó contra la pared. El agua aún caía por nuestro cuerpo, me levantó con fuerza y enrolló mis piernas contra su cadera, sus brazos me rodeaban y los míos lo abrazaban a él, me besaba el cuello y yo solo gemía, cada vez que lo hacía, lo sentía sonreír contra mi cuerpo, puso una mano contra la pared y con la otra me tenía enrollada — te penetraré — sonó tan erótico cuando salió de sus labios y yo solo asentí y cerré los ojos, concentrándome en él — quiero esos ojos viéndome, con los ojos no puedes mentir y quiero ver la verdad en ellos — los abrí sin refutar y sentí la penetración, solté un pequeño grito, me calló con un beso.

Sus movimientos eran pausados pero fuertes, me encantaba, siguió el ritmo mientras me acostumbraba a él

— Más rápido — pedí agitada a la vez que excitada

— ¿Más? — preguntó al aumentar sus embestidas, asentí con la cabeza y mis labios estaba segura que estaban hinchados de lo duro que los mordía, mis uñas se enterraron a su espalda, él gruñó. Siguió así por un buen tiempo hasta que sentí los espasmos llegar, cerré los ojos y los abrí, viendo en los suyos un gran deseo — te amo — le dije con excitación

— Te amo más — contestó de la misma forma

— Me vengo

— Vente, mi amor — aumentó aún más sus embestidas y sentí el orgasmo acumulándose, el cual saqué por medio de un grito, instantes después él también lo hizo, haciéndolo en mi interior.

Apagamos la ducha y lo miré, me sonrojé, se acercó a mí y me agarró la barbilla, haciendo que lo mirara

— Hacer el amor contigo es la segunda cosa favorita que tengo en el mundo — me dio un pequeño beso mientras agarraba una toalla y empezaba a secarme

— ¿Cuál es la primera? — pregunte dejando que él me tocara

— Amarte — estaba sonriendo. Me dio un beso en la frente. Con Sergey me sentía en casa y definitivamente iba a extrañar eso, cerré los ojos para que las lágrimas no cayeran, los abrí y él me estaba mirando con una sonrisa triste — no me gusta que tengas esa mirada en tu rostro, Nessie, quiero hacerte feliz lo que más pueda antes de irme — suspiró abrazándome, lo haría, estaría feliz para que él se diera cuenta que estaba haciendo lo correcto y que yo estaba feliz con él, en cualquier momento, cualquier día, a cualquier hora

— Me haces feliz, soy feliz con vos, así que aprovecharemos este tiempo y como dijiste antes, ya veremos que hacer — me quedé pensativa — vos dijiste que querías que te tocara el piano no, ¿por qué no componemos algo entre los dos? Algo que tenga que ver con nuestra historia — me miró y consintió mi mejilla

— Pero si yo no sé tocar ni cantar — contestó, estábamos aún desnudos

— ¿Querés que te enseñe?

— Nessie, no seré capaz en un día de aprender todo — reía — ¿Y si lo compones tú y yo te veo?

— No, porque quiero que lo hagamos juntos, te enseñaré y si no, por ahí si lo hacemos así, ¿hecho? — le tiendo la mano, la rodea con la suya y me atrae a él de un tirón, me da un beso en la boca

— Acepto, pero ¿y si nos quedamos otro ratico disfrutando de estar juntos en una cama o podemos repetirlo en la ducha? — sonrió pícaro y yo me reí

— Aunque lo que acabamos de hacer me encanto, prefiero la comodidad de las cama — susurré en la oreja. Me alzó, mi cola quedando al lado de su cuello y mi cara mirando su lindo trasero. Opté por darle una nalgada, acción que repitió el, dándome una a mí, yo me reí.