Capítulo 55 "Una mejor madre"

Una mejor madre

Meses después de que Sara se fuera con sus padres, y de que todos se asustaran por mi estado, me encontraba de nuevo en el departamento de Cristina y Gregory, ella había sido una de las personas que más se preocupó por mi estado e insistió en verme.

Incluso su primera reacción al verme después del incidente fue abrazarme y parecía que iba a llorar.

Así que desde ese día los fines de semana pasábamos con la pareja. Por ello al entrar saludo a Gregory y le dejo conversar con Alan mientras voy en busca de Cristina. Al saber que esta en el cuarto de música, empiezo a subir las gradas despacio, la protuberancia en mi vientre ya era muy visible.  

Una suave melodía musical me recibe ni bien abro la puerta del cuarto de música y la veo de espaldas aplastando las teclas y anotando con un lápiz en sus partituras y hojas.

—¿Qué haces? —pregunto al verla mordiendo su lápiz.

—Perdiendo el tiempo —al ver que no entiendo se ríe —Así lo digo cuando estoy componiendo.

Frunzo el ceño.  

—¿Por qué lo dices de ese modo?

—No lo sé…solo siempre lo he hecho —se encoge de hombros —¿quieres oír lo que tengo?

—Imitando a Sara: ¡Eso no debes ni preguntarlo, joder tía! ¿O era ostia?

Mi mala imitación española le saca una pequeña risa mientras se acomoda en la silla y se aclara suavemente la garganta antes de colocar los dedos suavemente sobre las teclas del piano para comenzar la introducción musical y sorprendentemente, la canción.

Solo hay una diferencia con el resto de sus composiciones, al mismo tiempo que la música inicia, ella canta de inmediato. Las demás que ha compuesto Broken tienen una larga intro instrumentista antes de la letra.

Como hielo en la piel tú...

Dejas marca y dolor cuando más tiempo pasa

Olvide algo tan básico como que el frío

Nunca producirá calor y que también quema.

Siempre he admirado la forma en la que distorsiona su voz como desea. Y la escuchado varias veces, pero eso no evita que me sorprenda de nuevo. Es una voz suave, llena de dolor y tristeza. Tanto es el pesar que oculta esa melodía con su voz que, desde la primera estrofa, me produce un vacío y estremece mi corazón, llenándolo de una impotencia que no logro comprender.

Sé que jugué contra el tiempo

Buscaba desesperada nuestro pasado.

Y tú ya no me necesitabas en el presente.

Entonces ¿esta es mi aguja en un pajar?

Sé que era necesario decir adiós

¿por qué sigo esperando un saludo al verte?

Si el final da un comienzo y al no leerte,

entiendo que ya no eres mi protagonista.

Como aquel fuego que empieza a crecer

Te extendiste más de lo que planeaba

Y aunque al principio hubo calor

El incendio acabó finalmente con nosotros.

Todos preguntan sobre ti

Y me dicen lo siento

Pero ¡qué van a saber cómo me siento!

Si hubiera sabido que te ibas a marchar

¿Habría soltado la cuerda?

¡No, porque es imposible saber el futuro!

Si hubiera visto aquella traición del destino

¿Habría evitado conocerte?

¡No! ¡Porque no puedo retroceder el tiempo!

Y aunque afirman que con el tiempo estaré bien

Todavía no siento los resultados de la medicación

He oído que el tiempo corre

Pero nunca sabe cómo regresar.

¿Por qué no puede hacerlo?

¿Por qué no puedes tú volver?

Es imposible, no puedes reparar un corazón roto con otro.

Sigue estando roto.

Tengo que olvidarlo todo

Me lo repito diario

En especial cuando vuelvo a nuestro lugar

Escuché de niña sobre los imposibles

Hay cosas imposibles en la vida

Nunca imagine que el “Nosotros” sería una de ellas.

Y ahora me pregunto tal vez…

Si hubiera sabido que te ibas a marchar

¿Habría soltado la cuerda?

¡No, porque es imposible saber el futuro!

Si hubiera visto aquella traición del destino,

¿Habría evitado conocerte?

¡No! ¡Porque no puedo retroceder el tiempo!

Si hubiera sabido que te ibas a marchar

¿Habría soltado la cuerda?

¡No, porque es imposible saber el futuro!

Si hubiera visto aquella traición del destino,

¿Habría evitado conocerte?

¡No! ¡Porque no puedo retroceder el tiempo!

¡Jamás evitaría amarte de nuevo!

¡¿Puedes volver?!

Su voz se detuvo, pero sus dedos seguían moviéndose con las teclas de manera delicada, y para cuando la música terminó, mis lágrimas seguían cayendo.

—¿Qué tal? —pregunta, pero al no tener una respuesta me observa y empalidece —¡¿Estás llorando?!

—Es que… ¡oh, mierda! ¡Lo siento! —me tapo la cara avergonzada —es que… ¡de verdad amo tu voz! ¡Tú siempre tocas mis terminaciones nerviosas!

Ante mi rara expresión Cristina empieza a reírse.

—Me sentiré halagada por eso.

—Deberías… tú ¿en qué te inspiraste esta vez?

Cristina me contó muchas veces de las personas en las que solía inspirarse, se imaginaba historias de ellos, lo que pudieron pensar y sentir en ese momento, dijo que antes de poder plasmarlos en las hojas solía ser algo que le ahogaba por dentro. Entonces comprendí que no solo tenía su esencia en cada canción, sino la de más personas.