Mar profundo Capítulo XXIV

Ariel corrió hacia los brazos extendidos de Erick,y un beso tan largo como esperado,borró de golpe el miedo,la ansiedad y la tristeza.En medio de aplausos y frases de emoción,se encaminaron juntos hacia la pintoresca casita que en sustitución del Palacio,ocupaba modestamente el príncipe.

Era una hermosa y sencilla construcción de ladrillos rojos y tejado de paja,rodeada por la exhuberante naturaleza y con vista al mar.

_Sabía que regresarías a mí, gracias por salvarnos a todos,mi valiente sirena_murmuró el príncipe luego de escuchar las asombrosas aventuras que hasta altas horas de la madrugada le relató la princesa.

_¿Y qué pasó con tus cabellos?, confieso que aunque te ves hermosa,prefería tus rizos celestes_señalo Erick acariciando la frondosa cabellera ahora color atardecer.

Ariel esbozó una sonrisa:_Es que ya no soy hija del mar,decidí quedarme para siempre a tu lado como mujer, ya no volverá la sirena,una nueva vida comienza para mí y quiero vivirla aquí contigo,con este pueblo humilde que tanto amo.

Toda la noche transcurrió entre anécdotas ,recuerdos,lágrimas y risas de dos seres separados por la maldad y reunidos para siempre por amor.

Ariel y Erick se casaron en una hermosa y emotiva ceremonia en medio del mar.A bordo de las barcazas engalanadas con flores y pequeños farolillos,los felices novios y los pobladores,fueron rodeados por sirenas y tritones que con Úrsula y Triton al frente,homenajearon a la feliz pareja con exoticos regalos del fondo marino...
Existe un lugar muy remoto donde la fantasía existe,donde humanos y sirenas conviven en paz,los pescadores de un antiguo reino salen en sus barcas sin temor,cargando con los frutos más dulces y las flores más bellas para sus amigos del mar.A cambio,éstos le llevan antiguos y fantásticos tesoros.

Mientras, una hermosa princesa que antes fue sirena,se sienta cada tarde en la orilla a la puesta del sol junto a su amado a esperar el momento en que las criaturas misteriosas del mar Profundo entonen el canto maravilloso y ancestral de los océanos...
Fin