Blancanieves el cuento eterno Capitulo IX

En el momento en que el enorme monstruo se abalanzaba sobre la reina,Blancanieves que escuchó los gritos desde su cuarto, con una sonrisa burlona levantó los brazos por encima de su cabeza y murmurando una breve frase de un idioma olvidado por los hombres, hizo desaparecer a la horrible bestia como si nunca hubiese existido.Cuando llegaron los pajes y la guardia real al aposento de la reina,sólo encontraron a ésta parada frente a su ventana livida de terror apuntando hacia el cielo...pero no había nada.Los sirvientes se miraron entre sí. 

En todo el reino y el castillo la gente comenzó a murmurar que la reina estaba enloqueciendo.Atormentada por las visiones y abatida por la falta de noticias de su prometido, la reina cayó en un estado de ansiedad.Permanecía encerrada en su recámara o deambulaba como una sombra por los alrededores del castillo sin apenas alimentarse ni dormir.Su dependencia de Blancanieves se había hecho más fuerte al punto de dejar en sus manos los asuntos más complicados del Estado.Bajo la influencia de la muchacha,firmó decretos aboliendo el abusivo pago de impuestos que los ricos exigian a los campesinos,destituyó cortesanos,nobles y ministros que se atrevieron a protestar,condenandolos a la cárcel o al destierro,siendo sustituidos por gente humilde del pueblo pero con la suficiente inteligencia para desempeñar cargos importantes en la corte ,previamente elegidos por Blancanieves, ordenó la distribución de alimentos y la reparación de casas con el fondo del tesoro real.

El pueblo y la servidumbre del castillo amaban a Blancanieves, en tanto la nobleza la odiaba,pero temían rebelarse so pena de ser ajusticiados. Una tarde la reina reunió a la corte en la sala del trono y solicitó la presencia de Blancanieves. _Los he reunido aquí para que sean testigos de mi próximo mandamiento_anuncio con voz solemne  sentada en el trono y acompañada del escriba real y el sacerdote de la Iglesia. 

Todos estaban ansiosos y expectantes por saber cuál sería el edicto de la reina.Se le veía muy desmejorada,las ojeras por las tantas noches sin sueño habian demacrado su rostro.

_Para nadie es un secreto que no puedo engendrar hijos y el trono necesita un heredero.Por ello y por las facultades que poseo como reina de este país,designo como mi heredera a Blancanieves, la cual será coronada inmediatamente después de mi muerte.Este decreto será firmado aquí y ahora por mí, para que en un futuro nadie pueda oponerse a mis designios_ ordenó con voz firme. 

Por unos segundos todos quedaron en silencio.Se podia escuchar el aleteo de las golondrinas que anidaban en las grandes columnas.La noticia había sido impactante.

Luego de la sorpresa inicial,los nuevos ministros nombrados por Blancanieves, irrumpieron en vítores y aplausos,mientras los nobles que aún pertenecian a la corte,disimulando su disgusto,doblaron la cabeza en señal de asentimiento.A continuación,la reina ,el sacerdote y la propia Blancanieves firmaron el edicto y cada cual se retiró  a sus funciones habituales.

Blancanieves se sentía a punto de estallar por dentro.El momento de dar el golpe final había llegado,pero supo disimular muy bien su entusiasmo. Al la salida del gran salón, la reina la tomó del brazo.

_Hice lo correcto,tú has sido la hija que nunca tendré, heredara's mi corona y todas mis riquezas.¿Estás satisfecha?.

_Si,Su Majestad, me siento honrada y emocionada por su generosidad.le agradezco profundamente su confianza,no la defraudare_respondio la joven disimulando una mueca burlona.

Siguieron su paso hacia las estrechas escaleras que conducían a los aposentos reales,cuando de pronto a un costado,la muchacha advirtió una pequeña puertecilla fuertemente cerrada que antes no había notado.

_¿A dónde lleva esa puerta?_preguntó intrigada.

_Es la entrada al Torreón desde donde se lanzó el rey,mi marido,para suicidarse.Desde ese momento está cerrada por orden mía _respondió la perversa mujer presta a cambiar lo más rápido posible el curso de aquella conversación...