INFILTRADO

No se puede confiar en nadie.

─ ¿Dijiste algo? ─pregunta Noah, con voz baja, con su tono que solo denota una ligera curiosidad.

─ No, debes estar escuchando cosas ─responde Sol, mirando alrededor del salón mientras mantiene su actitud tranquila. ─ ¿Te encuentras bien?

Ella lo sabe.

─ Estoy bien, Sol. ¿Tú qué haces acá? ─Noah se endereza levemente, su mirada fija en ella, como si hubiera algo más en el aire.

─ Estaba escuchando algunos murmullos en el pasillo y también el portón. Me pareció buena idea decírtelo.

─ Gracias, no tienes de qué preocuparte. Ve a dormir.

Sol asiente, pero no parece del todo convencida. Da un paso hacia la puerta, pero se detiene, mirando una última vez a Noah, su expresión enigmática. No insiste y se va en silencio, dejándolo solo en el salón.

Los murmullos se siguen oyendo. No son tan fuertes, pero Noah los escucha, claramente provenientes del pasillo. Su mirada se endurece un poco mientras se recuesta contra la pared. De repente, alguien entra al salón, y Noah no tiene que mirar para saber quién es. John. Sus pasos son firmes, pero algo en su actitud delata tensión.

─ ¿A dónde vas? ─pregunta Noah, sin girarse, su tono algo más frío de lo usual. La pregunta no tiene mucho interés, pero sí algo de autoridad.

John se detiene en seco, frunciendo el ceño. Sabía que Noah lo había notado.

─ No me gusta este lugar ─responde John con rapidez, su mirada fija en el suelo. ─ Me voy.

─ ¿Vas a dejar a los demás? ─Noah no mira hacia atrás, pero su voz es firme, como si ya esperara esta reacción.

─ ¿Qué pasa contigo? ─pregunta John, con algo de frustración en su voz. El ambiente se tensa entre ellos.

─ Nada. Solo no quiero que te pongas en peligro, John. ─Noah lo mira finalmente, una sombra en su expresión. ─ Este lugar es peligroso para alguien como tú. Además el trato era ponerte seguro a ti también, no sólo a...

John se queda unos segundos en silencio, evaluando las palabras de Noah. Algo en ellas lo incomoda, pero no está dispuesto a quedarse.

─ Te equivocas. ─John da media vuelta, con firmeza en su paso. ─ No soy como tú. Ah, y... despídete de Nolan por mí.

Noah lo observa irse. Una ligera sonrisa fría se asoma en sus labios. La puerta se cierra detrás de John, dejándolo solo con sus pensamientos.

En la habitación, el silencio seguía siendo pesado, sólo interrumpido por el sonido de los pensamientos que rondaban en la cabeza de Mac. Ella seguía preguntándose qué estaba pasando, por qué todo había cambiado tan repentinamente y por qué John había decidido irse.

Finn, recostado contra la pared con los brazos cruzados, parecía estar en calma, como si todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor fuera algo predecible para él.

─ ¿Qué pasa con John? ─pregunta Mac de repente, sin poder seguir guardándose la duda. Su mirada se cruza con la de Finn, buscando una respuesta.

Finn no se inmuta, pero hay algo en su postura que cambia ligeramente. Como si, en algún momento, ya lo supiera.

─ Ya se fue ─dice con un tono tan relajado que casi parece indiferente, pero Mac nota una ligera sonrisa en su rostro. Es como si lo hubiera anticipado.

─ ¿Cómo sabes eso? ─Mac frunce el ceño, sorprendida. Nadie había dicho nada sobre que John estuviera a punto de irse.

Finn da un paso hacia ella, aún sin perder su tranquilidad, pero sus ojos parecen tener una chispa de algo más.

─ Conozco a John. El tipo tiene una manera de moverse cuando se siente incómodo. Y no hace falta ser un genio para darse cuenta de que no encaja aquí. ─Hace una pausa, luego agrega con un tono más bajo y casi como si hablara consigo mismo. ─ Y Noah no ayuda mucho, no lo retuvo por mucho.

Mac lo observa, aún desconcertada. La sensación de que algo no estaba bien crecía en su interior.

─ ¿Conoces... a John?

Finn se encoge de hombros, sonriendo levemente, como si todo fuera un juego que ya había jugado antes.

—En este lugar, todos tenemos que aprender a leer a los demás si queremos sobrevivir. John no iba a durar mucho aquí. No le gusta estar rodeado de personas que no entiende, que no controla.