Capítulo 29

La muerte de Emilio había dejado una huella profunda, pero también había abierto nuevas puertas. Marco y Valeria, al igual que Luis, se dieron cuenta de que lo que quedaba en pie no era solo un imperio en ruinas, sino una oportunidad para tomar el control. Sin embargo, esa oportunidad venía con un precio.

La organización, ahora fragmentada y bajo el liderazgo de varios de los antiguos lugartenientes de Emilio, estaba sumida en el caos. En ese vacío, Marco vio una oportunidad para hacer las cosas a su manera. Sabía que no podía dejar que los mismos hombres que habían servido a Emilio tomaran el control. No podía permitir que todo lo que habían hecho fuera en vano.

—¿Cómo lo haremos? —preguntó Luis, mirando los mapas extendidos sobre la mesa. Sabía que cualquier paso en falso podría ser fatal.

—Con cautela, pero también con rapidez —respondió Marco, mirando las rutas de escape, los lugares donde podían dar el golpe final—. La guerra por el poder acaba de comenzar, y debemos ser los que la terminemos. No podemos esperar a que otros lo hagan por nosotros.

Valeria, que había estado escuchando en silencio, asintió. Aunque su corazón seguía pesado por lo que habían hecho, también entendía que no había marcha atrás.

—¿Y quién se quedará con todo esto? —preguntó, refiriéndose a la organización. Sabía que la lucha por el poder solo acabaría cuando alguien tomara el control total.

Marco se quedó pensativo por un momento, luego sus ojos se endurecieron.

—Nosotros. O nadie.