Capítulo 22

25 de Diciembre del 2018

—LA ÚLTIMA PREGUNTA— Pedí exhausta de tanto entrenamiento, tanto física como mental, y con más preguntas sin respuesta.

—Solo una más —accedió con reproche en su rostro.

Nos movimos corriendo por un bosque lleno de árboles sin vida, se parecían a mi, y también el frío era insoportable.  

—¿Y tú alas? 

Él no respondió enseguida, mientras que miraba el camino fijamente, sin pronunciar nada, era un experto en hacer silencio.

Me acerque a él y corría mas lejos, tan rápido y como si tratara de que algo dentro de él no lo consumiera. Huyendo de algo, aparte de mi y la respuesta, un recuerdo lejano que llegó a sus memorias. Uno trágico y triste que prefirió no responder pensé pero luego lo escuché a lo lejos gritando.

—FUE EL PRECIO QUE TUVE QUE PAGAR 

Eso parecía para él responder a la pregunta porque no se volvió a dirigirme la palabra en todo lo que continuo del entrenamiento.

¿Entrenar para que, seguro se preguntaran?

Pues es para sobrevivir y aprender a seguir, luchar contra mis demonios. Contra el ángel de la muerte, y mi entrenador era Charlie, el demonio que me mantenía a salvo y a la vez en el lugar más peligroso para los humanos, el averno.

«Sácate de la cabeza que eres humana, eres parte de este mundo, mi mundo. Eso importa nada más»

Y asegurarme de vivir hasta el final, cueste lo que cueste, tenía que lograrlo porque en las noches silenciosas escuchó una voz que me llama desde las profundidades, advirtiéndome que me encontrará...

Al comienzo pensé en que sería el parca pero me di cuenta que es diferente, ausente y silencioso, como el parca aunque a la vez una luz de claridad.

«NO ME RENDIRÉ SI ESO PIENSAS, YO SOY RONNIE»

Colarme a su mente y él a la mía, era fácil y muy tentador pero en sus sueños era complicado hasta peligroso debido a que no sabía como lograr salir y menos como entre. Mi magia había aumentado y controlado en este tiempo, mi estadía en el infierno, no obstante no sabía aún muchas cosas como volar o ir a otro lugar con solo pensarlo cómo hacía el hada. 

Los demonios y hadas se parecen mucho en aspectos mágicos aunque fisicamente no, ni menos en su ideología y tradiciones,  mientras que Charlie me enseñaba sobre cómo liberar mi poder y manejarlo sin los sentimientos. La Hada me explicaba de manera pacífica cómo lograrlo sin suprimir mis sentimientos sino controlarlos, no se ponían de acuerdo por ello cada uno me explicaba un día.

Llevo aproximadamente unos dos meses en tiempo de los humanos en este lugar, aquí el tiempo pasa mas rápido —el tiempo es un ladrón, llevándose mi tiempo mientras estoy aquí sin saber cuando es un día o si ya es el siguiente— y nadie muestra signos de cansancio ni duermen, Charlie pasa en vigilia casi todos los días vigilando y alerta. Los días que cierra los ojos despierta asustado y angustiado con sudor en su camisa como si hubiera visto la muerte de alguien.

—¿Qué sueñas, Charlie?

Susurre a las profundidades pero al a pesar de decir que no respondería lo hizo.

"En lo hermoso que te verías el día de la fogata siendo mi pareja, mi Ronnie. ¿Aceptas?”

No respondí y él se detuvo al segundo, acercándose y mostrándome la invitación oficial, una carta negra escrita en tinta roja que parecía sangre, el día de brujas era oficial y al parecer una celebración muy placentera para los demonios.

Queridos seres nocturnos, la noche nos espera para disfrutar de la oscuridad y la velada será de disfraces en el laberinto del Caos.

Los invita su anfitrión 

SHILL OLIVER 

 —¿Quién es y por que iría?

Cuestione al borde de la histeria. Odiaba estar aquí en ese momento que él me miro como si fuera su presa, una que deseaba romper, y sus ojos que relevaban sus intenciones oscuras guardadas.

—¿Qué planeas? ¿Si me descubren y atrapan que será de mi? Planeas a caso deshacerte de mi tan pronto.

En la conversación intervino Will que siempre se mantenía cerca, para avisar de cualquier peligro al asecho y también a su lado apareció el Hada.

—Es una forma de mezclarte sin ser vista, y además necesitas ir debido a que nadie falta a la gran fiesta que se celebra el 25 de diciembre, la fiesta para todos los demonios y brujas, y seres de las profundidades que viven allí solo salen ese día. Sería extraño no asistir a menos que ocultes algo, casi que tendrías más probabilidad de sospecha que te investigarán a ir.

Por primera vez Will se quede sin hablar y cedió a que continuara la Hada, expresando que debería asistir para no levantar sospechas sin molestarse en preguntarme siquiera.

—¿Qué opinas, Will?

—Puede que mueras más rápido estando sola, así que apoyo a Merida que debes ir por estar más segura y además no sola.

Él frunció el ceño al mirarme al cabello con mucho horror sin pronunciar palabra. Sorprendido o asustado al darse cuenta de mi falta de cabello lacio y largo que ahora parecía una maraña de araña junto con barro manchado con pedazos de hojas secas como decoración.

No mencionó nada por el momento pero sonrió burlándose y divirtiéndose de la situación, no necesitaba explicarle que causó  mi estado desastroso porque al principio había terminado peor. La primera vez llevaba la ropa mojada y casi congelada llegue por culpa de Merida quien amaba enseñarme trucos sobre el agua y la naturaleza, los elementales. Más me salían los de agua convirtiéndolo en lanzas de hielo pero casi nada más. No obstante, mi otro entrenador de magia era más exigente sin paciencia  y un maldito controlador de mi te, donde le gustaba entrenar sin magia hasta el cansancio hasta usar mi poder contra el suyo, su especialidad era controlar las ilusiones en la cabeza de su víctima, volverlas locas al punto de no recordar su nombre según había escuchado pero hasta ahora sabía solo como luchar fisicamente y dejar a una persona dormida de la nada por acción de que mis ojos podían ordenar que hacer al igual que los de él, era un manipulador y maestro en engaños de ilusión, mentiras, controlar cuerpos y también podía sentir como se colaba a mi piel con sus garras queriendo invadir mi mente.