Capítulo 2

Brianna-

Unas risas me devuelven al presente.

¡Maldición! El alcohol y los sentimientos encontrados no son una buena combinación.

Salgo del cubículo y veo a dos chicas unos años mayores que yo, hablando acaloradamente y riendo de todo lo que dice la otra.

Camino al lavamanos. Quizás el agua despeje un poco mi mente. Abro la llave y antes de echar agua en mi rostro, me observó en el espejo. Reflejando una imagen de mi muy demacrada. La sombra de mis ojos se ha corrido, solo queda lápiz labial en los bordes de mis labios, el rubor ha desaparecido y la base que aplique va por el mismo camino. Echo agua en mi rostro sin importar que eso empeore mi estado actual. La mayoría de los presentes está demasiado alcoholizado como para darse cuenta.

Agarró un poco papel y elimino el exceso. Parece que no hubiera aplicado nada, mejor así.

Abandono el baño y me encaminó de regreso a la mesa. Siento como si llevará horas sin estar aquí, cuando solo han pasado unos minutos.

Al llegar encuentro a mis acompañantes hablando y riendo como unos dementes, se nota que se han pasado de copas mientras no estaba. 

Tomo mi respectivo asiento y coloco mi trago sin terminar entre mis manos.

No dejaré que esos insistentes recuerdos arruinen está noche, es la primera vez en 8 años que estamos juntos en una misma mesa. Es un aconteciendo que hay que celebrar.

Bebo lo que queda de mi trago y arrugó la cara. ¿En qué momento ordene vodka?. La mueca de asco no se borra de mi rostro. Observó a mis amigos reír y pasarla bien, pero me detengo en ese hombre que ha alborotado mi mundo desde el momento en que supe que volveríamos a encontrar nuestras miradas.

Un cosquilleo recorre mi cuerpo al recordar el sonido de su voz y su sonrisa. ¡Está jodidamente guapo! Si no hubiera estado sentada mis piernas habrían fallado. De no ser por el pantalón que cargo, inclusive mis bragas se habrían caído a sus pies.

¿En qué estoy pensando? Necesito tomar algo más fuerte para dispersar esos pensamientos.

En mi defensa como podría olvidar el calor que desprende su cuerpo cuando estaba cerca del mío, cómo sus manos recorrían mi cuerpo como si fuera suyo, cómo mi corazón se aceleraba segundos antes de... ¡DETENTE!.

Una alarma resuena desde mi subconsciente. En definitiva tengo que arrancar esos pensamientos de raíz, o de un momento a otro podría lanzarme sobre él, devorar su boca y nunca volver a dejarlo ir.

Me acerco a la barra.

Necesito tomar algo fuerte, aunque no soy muy fanática de esas bebidas Hannah y Jazmín sí, se exactamente cuál voy a pedir.

Prefiero terminar está velada con una jodida resaca, que perder mi dignidad y acabar en su cama. Puedo estar muriéndome por besarlo, pero nunca lo demostraré.

Así que cuando el bartender se acerca hacia mí preguntando que quiero, digo segura: —Ginebra.

Despierto sobresaltada.

¡No recuerdo nada de lo que pasó anoche! ¿En dónde estoy? ¡¿Por qué carajos no recuerdo nada?!.

Comienzo a respirar de manera apresurada. Observó en todas las direcciones, y me certifica lo que ya sabía. No se dónde estoy. Tengo que calmarme, tengo que pensar con claridad, porque la ansiedad y resaca no me sacarán de aquí.

Saco un pie de la sábana y me doy cuenta de un pequeño detalle. ¡Estoy desnuda! ¿Por qué estoy desnuda? Por no querer terminar en la cama de un idiota conocido, termine en la cama de un idiota desconocido. Quiero echarme a llorar. Solo a mí se me ocurren esas magníficas ideas.

Me bajo de la cama deprisa, buscando mi ropa como si mi vida dependiera de ello ¿En dónde demonios está mi ropa? ¿Acaso no me quite la ropa aquí? ¿Me habré desnudado en otra habitación?.

Lo único que consigo en el suelo es una camisa azul. ¿Por qué me parece tan conocida?. Tuve que haberla visto antes de perder la razón, ¿En dónde?. ¡Ah! Ya recordé es la que tenía... ¡Maldición! No, eso no puede ser. No puede ser que he estado huyendo de la idea de terminar en su cama y justo ahí es donde termino.

Son cosas que solo me pasan a mí, me rindo. Si la vida quiere que vuelva a reunirme con él ¡Qué así sea!.

Me siento en la orilla de la cama. Esperaré a que se digne a darme la cara, no me voy a sentir ni un poco avergonzada, podría decirle que abusó de mí porque yo no estaba consciente de lo que hacía.

Si, le diré eso apenas lo vea, y qué me dé una explicación. Aunque si lo pienso bien una parte de mí quería acostarse con él, pero la otra parte está molesta con el hecho de no recordar nada. Estúpidas hormonas.

El sonido de la puerta me pone la piel de gallina. Aquí está, es el momento de enfrentarlo.

Alex entra a la habitación, su dorso desnudo capta mi total atención. ¡Está jodidamente sexy! ¿Será muy grosero de mi parte pedirle que volvamos a repetir lo de anoche para probar si puedo recordar algo?.

—Buenos días, Bonita.

—Buenos días —digo cortante.

—¿No es muy temprano para tu intento de arrogancia? —se acerca a mí.

—No lo es cuando despierto desnuda en una habitación extraña, pensando que tuve sexo con un desconocido —lo miro desafiante.

—Debes sentirte mejor ahora que descubriste que era yo, y no un desconocido —me mira del mismo modo.

—En realidad no me alivia en ningún sentido, me enfurece más porque sabías que me enojaría al despertar y descubrir que fui seducida mientras estaba inconsciente.

—Déjame ver si entiendo, ¿Estás molesta porque fuiste seducida cuando estabas inconsciente? De ser así, podemos arreglarlo —se acerca más a mí.

Tengo que controlarme. Cierro los ojos y coloco una mano en su abdomen. Se siente cálido y fuerte bajo mis dedos. Estoy desesperada por decirle que si quiero ser seducida por él y arrojarme a sus brazos.

—No cambies el tema —mantengo los ojos cerrados. Su cercanía me está volviendo loca —Estás muy cerca, así que aléjate —lo empujó y camino al otro lado de la habitación —. Tienes 1 minuto para explicarme qué fue lo que pasó anoche, con lujo de detalle.