10

Ian

–Ya regreso –dijo Emma después de salir de su trance. Al parecer no se dio cuenta que la quedé mirando, asentí. Se fue al coche y saco su móvil para llamar. La seguí y decidí escuchar que estaba hablando sin que se diera cuenta.

–Papá, también te extraño –contesto ella sarcásticamente y con burla.

¿Papá?

No creo que estuviera hablando con nuestro papá sino a su padre de su ahora familia.

–Vale, estoy bien tranquilo-lo calmo – Necesitaba saber cómo estaban –dijo lo último en un susurro. Parece que lo que le dijo el señor a Emma, la hizo cambiar de expresión.

–Nadie de debe saber que te he llamado, es por su bien. –murmuro –Además, tengo que investigar lo que habíamos hablado hace tiempo. No quiero tener sorpresas –dijo seca sin ninguna expresión ¿Investigar? –Lo sé, papá. Si, tendré cuidado –rodo los ojos –Te quiero y cuídalos mucho. Adiós –se despidió ella en hilo de voz

Se quedó callada un momento. Al parecer los extrañaba demasiado. Eso me dolió un poco porque nosotros también somos su familia. Tuve que esconderme rápido, ya que fue a guardar el móvil. Me fui rápido donde Josué, que estaba sentada en la arena pensando.

–Hey brother –dije – ¿Qué pasa? –pregunté mirándolo

El suspiro.

– ¿Tú crees que se quede Emma? Digo nosotros somos su familia –contesto mirándola hablar con Michael.

–No lo sé, quizás lo haga –dije tratándome de convencerme de que sea así

Nadie volvió hablar, nos quedamos en silencio.

El resto de la tarde fue estupenda, con las bromas y juegos. Emma, Josué, Michael y yo estábamos jugando boli entre nosotros. Jamás pensé que un simple juego me divirtiera tanto, pero al parecer me equivoqué. Paseamos por boardwalk.

La noche había llegado y nos tuvimos que regresar a casa por la universidad. Teníamos que hacer algunos trabajos. Todos se habían quedado dormido excepto Emma que estaba conduciendo y yo que no había dejado de pensar en la llamada que hizo ella en la mañana.

–¿Estas bien? –pregunto ella sin despejar la mirada de la carretera. Asentí.

–Emma ¿Tus nos quiero a pesar de todo el daño que te hicimos? –pregunte en un susurro. Ella me miró por el espejo retrovisor del coche y sonrió.

–Son mis hermanos –dijo – Claro que los quiero a pesar de todo, no me importa lo que me hagan siempre los voy adorar –respondió, hizo una pausa –Lo que no podre perdonar será la traición de ellos. Fue demasiado doloroso para mí –hizo una mueca. Asentí. Se refería a nuestros padres.

–Lo entiendo –dije – ¿Y tus otros hermanos? ¿Los quieres más que nosotros? –pregunte en un hilo de voz. Ella cogió aire.

–Ellos son mi vida. Son todo para mí a pesar de todo lo que suceda. Todo lo que estoy haciendo ahora es por ellos, por su felicidad –contesto, sincera –Pero igual que ellos, ustedes son mi vida y haría cualquier cosa por su felicidad –me quede en silencio, no sabía que responder ante estas palabras. Ella nos amaba tanto como a ellos. Sin más me quede dormido. Me levante cuando ya habíamos llegado a nuestra casa. Emma cruzo unas palabras con mamá, siempre se comportaba así con ella o con papá –Nos vemos mañana chicos –se despedido Emma subiendo nuevamente al coche.

–Nos vemos. Cuídate mucho Emma –respondimos mi hermano y yo a la vez. Ella soltó una risa asintiendo.

Rápidamente se perdió por las frías noches de New York. Entramos a casa y nuestros padres estaban sentados en sus sillones mirándonos fijamente.

– ¿Qué pasa? –pregunte incomodo por su mirada.

– ¿Emma les ha dicho algo de nosotros o algo? –pregunto mi padre. Negué.

–No y dudo mucho que lo haga –fui sincero – Solo viene a casa por nosotros. Por mi hermano y mi –dije directo. No quería que se ilusionaran y tengan falsas esperanzas de que Emma venga corriendo a sus brazos y seamos de nuevo la familia feliz.

– ¿Como que dudas que lo haga? –pregunto mi madre con el ceño fruncido.

–Porque en la mañana la escuche hablar por su móvil –explique. Resople –Estaba hablando con su padre. Preguntando por sus hermanos, dijo que los cuide y los proteja, así como ella mismo hizo. Que los ama a todos –hice una mueca