COMERCIAL

Tabata corrigió mi idea, sólo en algunas cosas pero le gustó, además Adam me habia ayudado con los bocetos. La presentó en la junta y fue aprobada por todos, menos por Alejandro que no quería ser Zelloman, Luisa estaba muy emocionada, había aceptado la propuesta.

Después de una semana habían empezado los planes de la grabación, el llamado era para mañana y era momento de arruinar a Luisa, esperé un momento en el que ella fuera al baño o fuera al área de copiado para acercarme a su lugar y vaciar su crema que tenía en su bolsa para poner la de Carmen.  

Nadie logró verme, todos estaban ocupados y Tabata estaba en junta. 

Carmen y yo nos reímos por este sabotaje, Carmen y yo éramos tan diferentes pero nos reíamos cuando arruinamos a las personas que nos caían mal. 

El día del rodaje llegó, todos llegamos al trabajo normal, menos Luisa, ella debía de ir directo al set de grabación que estaba a media hora de aquí. 

Ahora me preguntaba lo más obvio ¿Sí usaría la crema? A lo mejor ni la uso y yo ya celebré. Como decía mi madre ¡No festejes antes de tiempo!

Tabata me dió mucho trabajo, bufé al ver las montañas de papeles en mi escritorio. 

—¿Qué vamos a comer?— Preguntó Adam. 

—Acabamos de entrar, Adam. — Le recordé. 

—Eso no es un impedimento para pensar en el futuro. — Se encogió de hombros. — Deberíamos ir por unas hamburguesas, me han dicho que abrieron unas aquí a la vuelta y son buenas. 

—No hables de comida, porque tengo hambre. — Me toqué el estómago. 

—Hay que fingir que vamos al centro de copiado y vamos… — Me incitó.

Lo pensé por un momento, Tabata estaba en su escritorio y Berna en el suyo, habían otros trabajando igual en su escritorio y vi las montañas de papel frente a mi. ¿Qué puedo perder? 

Acepté y me fui con Adam a comer unas hamburguesas, Adam me contó la película que había visto anoche. Se trataba de zombies, muerte y guerra. Pero Adam los imitaba, era muy gracioso, hacía ruidos de ambientación según él. 

Me la pasé tan bien hasta que volvimos a la oficina… Tabata me esperaba molesta. 

—Ana, estuviste una hora y media fuera de la oficina. — Evitaba gritarme. 

—Lo siento. — Me disculpé para que terminara el regaño.

—Te necesitaba, ¡Por tu culpa se atrasó el rodaje del comercial!— Tabata me gritó sumamente molesta. 

¿Se habían dado cuenta de la crema? 

—¿Por mi culpa? — Me hice la ingenua.

—Ana, necesito que vayas al set de grabación y sustituyas a Luisa. — Se me heló la sangre. 

—¿Qué? — Quizá había escuchado mal. 

—Luisa tiene irritada la cara, no puede hacer el comercial y la sustituta eres tú. — Explicó. 

—¿¡Y por qué yo!? — Dije horrorizada. 

—Tu fuiste quien propuso que la mujer debía ser la que propuso la idea del comercial, que claro, es Luisa pero ya que ella no puede, tú eres la otra mujer que propuso el comercial, ella el juvenil y tú para los adultos. — Y entonces maldije mi suerte, siempre me pasaban estas cosas a mi. 

—¿No puede ser otra persona? — Supliqué.

—Te estoy mandando a ti, ¿No entendiste? — Tabata se molestaba aún más. 

— Está bien. — Me rendí de mala gana. 

Tomé mis cosas, Adam se burló de mí mientras iba a dejarme para tomar un taxi, ya que Tabata no dejó que me llevara al set. 

¡Cómo se me ocurre! ¡Cómo se le ocurre a Tabata! ¿No hay otra mujer? ¿No puede hacerlo ella? 

Llegué temerosa al set, mostré mi gafete y me llevaron a los camerinos, Hector me vio y parecía muy sorprendido. 

—¿Ana, qué haces aquí? — Me preguntó.

—Soy la suplente. — Respondí de mala gana y Héctor comenzó a reír. — Alejandro sabe que propusiste la idea para molestarlo, pero ahora los dos están enojados por esto. — Héctor no paraba de reír. Las maquillistas y las de vestuario llegaron, le pidieron a Héctor salir de la sala y comenzaron a invadir mi espacio personal, me trenzaron el cabello y me pusieron la peluca rubia, me pintaron el lunar y taparon mis marcas de la piel, me pidieron ponerme algo de relleno en el brasier ya que mis pechos no llenaban el vestido, ¡Qué incómodo! Me pusieron algo de maquillaje hasta en las piernas y finalmente terminé poniéndome los zapatos. 

Me miré al espejo y lucia verdaderamente bien, me quitaron como diez años de encima, sí que sabían hacer su trabajo. 

—Lista. — Las maquillistas hablaron por una radio. 

—Traiganla al set, no hay que perder más tiempo. — Respondieron por la radio de nuevo y una chica me indicó que la siguiera y lo hice. 

Cuando llegué a un lugar con muchas cámaras, luces y espejos, me sentí expuesta, como una tonta, nunca había hecho esto. ¿Ahora qué hago? 

Todos parecían tener prisa, movían utilería de un lado a otro, hablaban por radio y entonces ví a Superman de espaldas, él parecía igual de perdido e incómodo que yo, se dió la vuelta y me miró sorprendido, se acercó de inmediato, se veía muy gracioso con el traje, ni en mis fantasías más enfermas me lo imaginé así. 

—¿Ana? ¿Eres tú? — Parecía sumamente sorprendido. —¿Qué haces aquí? 

—¿No sabías? Soy la suplente. — Bufé.

Alejandro comenzó a reír mientras miraba hacia todos lados. Me tomó del brazo y me jaló hasta un lugar casi sin luces.

—¡¿Acaso estás loca?! ¡¿Quieres crear rumores entre nosotros?! — Me gritó molesto. 

—No estoy aquí porque quiero, estoy aquí porque me lo ordenaron. — Le expliqué. — ¡Yo no quiero crear rumores! Si eso quisiera ya lo hubiera hecho desde que entré. — Estaba molestándome.

—¡Ya basta! ¡Dijiste que me dejarías en paz! — Volvió a gritarme.

—¡Deja de gritar! — Le grité de vuelta. —¡No tuve otra opción! ¿Crees que quiero hacer esto? — Señalé el set. — Mejor usa tu poder y sácame de aquí. — Alejandro suspiró rendido, me di cuenta que se tapaba con su capa casi completamente, como si fuera una cobija. — Ya basta. — Le abrí la capa, él se sorprendió y tapó su entrepierna, todo el traje le quedaba muy ajustado, hasta de ahí. — Deja tus inseguridades a un lado, necesitas confianza. — Le aconsejé. — No pareces seguro como siempre y debes serlo. ¡Confianza!— Grité dándome ánimos.